Onion Bhaji~Pakoras de cebolla

Hacía mucho tiempo que quería hacer estas pakoras y me ha venido de perlas el reto de cocina internacional #cometeelmundo que comparto con Deborah y Victoria, de los blogs Mi toque en la cocina y De flores comestibles para subirlas al blog. Pueden seguir el hashtag en Instagram. En los enlaces podrán ver las recetas de mis compañeras.

Este mes el país elegido ha sido India y, como ya saben los que me conocen, es una de mis cocinas preferidas. Me gusta todo, tanto su versión vegetariana como la carnívora. 

La pakora es un plato procedente de India, Pakistan y Bangladés cuya elaboración consiste principalmente en mezclar verduras con harina de garbanzo. Se pueden encontrar variantes como la pakora de pollo, pero la más común es la pakora vegetal que me parece ideal para aprovechar verduras que están empezando a ponerse mustias, se puede hacer una mezcla de varias verduras como calabacín, zanahoria, berenjena, cebolla o, como en este caso, solo de cebolla o solo con puerro, coliflor o lentejas rojas.

Hoy les traigo estas pakoras de cebolla que están riquísimas y son muy fáciles de preparar. Como acompañamiento le puede venir cualquier salsa, pero con lo que más me gusta acompañarlas es con distintos tipos de chutneys, los cuales me flipan por el contraste dulce-salado-picante.

Si quieren hacer el chutney de cebolla les dejo enlace a la receta que tengo en el blog. Pueden hacerlo con cebolla blanca o roja.

La receta de estas pakoras es de Anamika, del blog Spice & Colour, tiene recetas fantásticas, a cual más rica, se los recomiendo absolutamente.

Salvo el chutney de cebolla, los otros que he empleado para acompañar a estas pakoras me los regaló ella en un encuentro que tuvimos en Madrid y están riquísimos. Mis preferidos son el de cebolla, mango y tamarindo, que delicia por favor.

Dependiendo del tamaño que las hagan pueden salir más o menos pakoras. Es importante dejar reposar un rato la cebolla antes de añadir las harinas para que suelte su agua. En cuanto a la harina de garbanzo pongo una cantidad aproximada, según el líquido que desprenda la cebolla necesitarás más o menos. Siempre se puede añadir más harina de garbanzo o un poco de agua para ajustar la textura. Debe quedar una mezcla que no chorree.

Para que queden más crujientes ella les pone harina de arroz, pero no es indispensable. Yo se la puse y quedaron deliciosas y súper crujientes.

¡¡Vamos con la receta!!

Ingredientes para 12-14 pakoras:

  • 2 cebollas grandes
  • 1 cucharadita de cúrcuma en polvo
  • 1/2 cucharadita de chile en polvo (opcional)
  • 1 cucharadita de cilantro en polvo
  • Zumo de media lima o limón
  • Un puñadito de sal marina gruesa
  • 100-150 g de harina de garbanzo (aproximadamente)
  • 2 cucharadas soperas de harina de arroz
  • 1/2 guindilla verde picada (opcional) 
  • Cilantro fresco picado

Comenzamos cortando la cebolla en juliana, ni muy fina ni muy gruesa.

Ponemos la cebolla en un bol grande y agregamos las especias, el zumo de lima o limón y la sal. Mezclamos todo y dejamos reposar tapado durante 10-15 minutos.

A continuación añadimos la harina de arroz y vamos añadiendo poco a poco la harina de garbanzo a la vez que mezclamos el conjunto. Añadiremos más a medida que veamos que la mezcla lo necesite. La harina debe pegarse a la cebolla. Si es necesario añadir un poco de agua.

Terminamos agregando el cilantro fresco y la guindilla. Volvemos a mezclar.

Ponemos al fuego una sartén con aceite de oliva suave. Tomamos una porción de mezcla con las manos y las vamos agregamos a la sartén hasta que esté llena. Proceder igual con el resto de mezcla. Darles varias vueltas hasta que queden doraditas. Tengan cuidado porque se queman con facilidad. Según vayan estando listas las pasamos a un plato con papel absorbente.

Y ya solo queda emplatar y saborear estas exquisiteces. Las haré más veces porque quedan maravillosas, qué sabores...

¡¡A disfrutarlas!!

Samosas de carne


Creo que si les digo que me apasiona la cocina india no les sorprenderá, dado la cantidad de recetas que he subido al blog. 

En esta ocasión les traigo unas samosas de carne que quedaron riquísimas, lo ideal sería hacerlas con carne de cordero, pero a falta de ésta las he hecho de ternera.

Gracias a las especias que lleva, el sabor es brutal, no me puede gustar más.

La samosa es un aperitivo muy popular en la cocina asiática. Se vende habitualmente en los puestos callejeros y no es común hacerlas en las casas. El relleno puede ser de carne o vegetales.

Se suele utilizar masa filo para la samosa, aunque también se puede hacer con una masa casera que se elabora con harina, ghee y agua.

Las samosas suelen acompañarse con chutney o raita, que es una salsa a base de yogurt.

La receta es de Anamika, del blog Spice & Colour, un blog de cocina india fabuloso, donde encontrarás muchas recetas deliciosas y además en el enlace puedes ver cómo se forma la samosa.

He acompañado las samosas con chutney de mango y chutney de tamarindo caseros, que me regaló Anamika cuando nos vimos en Madrid, son una delicia, nada que ver a los comprados. 

Ingredientes:

  • 250 g carne picada
  • 1/2 cebolla grande
  • 1 cucharadita de jengibre fresco rallado
  • 1 cucharadita de ajo fresco triturado
  • 1 cucharada de cilantro fresco picado
  • 1 cucharadita de cúrcuma en polvo
  • 1 cucharadita de garam masala
  • 1 cucharadita de comino en polvo
  • 1 poco de pimienta negra recién molida
  • 1 guindilla o cayena (opcional)
  • 1 cucharada sopera de harina
  • Sal gruesa al gusto
  • AOVE 

Ingredientes para la samosa:

  • Masa filo
  • 3 cucharadas de harina
  • Agua
  • Aceite de oliva suave para freír


Ponemos un poco de aceite en una sartén, cuando esté caliente añadimos la carne, las especias, el jengibre, el ajo, la guindilla o cayena y un poco sal gruesa. Salteamos a fuego alto un par de minutos. Añadimos medio vaso de agua y cocinamos la carne a fuego medio.

Cuando el agua se haya absorbido agregamos la cebolla picada y el cilantro. Freímos hasta que la cebolla esté transparente. Probamos y rectificamos de sal si es necesario.

Agregamos la harina y freímos unos segundos más. Pasamos la carne a un plato.

En un bol ponemos las tres cucharadas de harina y añadimos agua hasta formar un engrudo que quede suave. Ni líquido ni espeso. Lo usaremos para cerrar las samosas.

Extendemos una lámina de masa filo y la cortamos longitudinalmente en tiras de 6 cm de ancho. Cubrimos el resto de masa filo con un paño mojado para que no se seque. Nos saldrán 3 tiras.


Colocamos una de las tiras sobre la encimera, cogemos la esquina superior derecha y la doblamos al lado opuesto formando un triángulo. Hacemos lo mismo ahora tomando la esquina superior izquierda. Se nos formará un cucurucho.

Con una cuchara rellenamos el cucurucho con la carne, presionado hacia dentro. Enrollamos el resto de la tira de la misma manera, formando siempre un triángulo hasta acabar la tira. Al final ponemos un poco del engrudo para sellar bien la samosa.

Procedemos igual hasta acabar con el relleno. Según las vamos haciendo las pasamos a un plato y las tendremos cubiertas con un paño húmedo para que no se sequen.

Freír en abundante aceite hasta que estén doradas. Las pasamos a una bandeja con papel absorbente para quitar el exceso de aceite. Servir calientes.

No dejen de hacerlas, son una auténtica delicia.

¡¡A disfrutarlas!!

Mi sandwich preferido

Si hay un sandwich que me vuelve loca es este que les traigo. Es una delicia y tenía que tener su lugar en el blog.

Es mi sandwich, el que me resuelve los almuerzos cuando llego cansada sin ganas de cocinar o el que me resuelve cenas en las que tengo más apetito porque no he podido almorzar.

De una u otra manera es al que siempre recurro cuando quiero darme un capricho, porque ligero, lo que se dice ligero, no es.

Es un sandwich contundente y entre sus ingredientes habituales está el atún o pollo, cuando me ha sobrado de algún asado, la lechuga, el tomate, la cebolla roja y el huevo. Hay ocasiones en los que añado cebolla caramelizada, chutney de cebolla (aquí tienen el enlace para hacerlo en casa) o cebolla crujiente, lo que tenga en cada momento.

El pan de molde que he usado en esta ocasión es el pan de molde con cereales, pero si usas un pan tipo Hokkaido el sandwich también queda riquísimo, según la ocasión uso uno u otro. 

Esta versión que les traigo es la más completa ya que tenía todos los ingredientes a mano, pero pueden adaptarlos a su gusto. La combinación de ingredientes con el chutney es una pasada, prueben y cuéntenme, verán de lo que les hablo.
En cuanto a la mayonesa, si es casera mucho mejor, en caso contrario recurran a la que más le guste.

Yo suelo añadir un poco de mostaza o salsa remolade a la mayonesa, me encanta la combinación.

Si además quieren hacer un plato más contundente, pueden acompañar este sandwich con papas fritas de paquete o caseras, sí, lo sé, es la bomba, pero qué rico está.

Les cuento lo que he puesto a este sandwich y cómo lo preparo. Verán que es una bobería y se hace en un momento.

Ingredientes para 1 sandwich:
  • 3 rebanadas de pan de molde
  • Mezcla de lechugas
  • Tomate
  • Cebolla roja
  • 1 lata de atún en AOVE
  • 1 cucharadita de salsa remolade
  • 1 cucharadita de mostaza dulce
  • 1 cucharada de mayonesa y un poco más para untar el pan
  • Chutney de cebolla roja
  • 1 huevo
Escurrimos el aceite del atún y lo ponemos en un bol. Añadimos la salsa remolade, la mostaza y la mayonesa. Mezclamos. Si hace falta añadimos un poco más de mayonesa.

Tostamos el pan de molde en la tostadora o parrilla.

Colocamos una rebanada de pan de molde en el plato, extendemos un poco de mayonesa y sobre esta ponemos lechuga, tomate y cebolla al gusto.

Ponemos encima otra tapa de pan de molde, colocamos el chutney de cebolla, al gusto, luego la mezcla de atún, y, por último, colocamos el huevo.

Hacemos el huevo en una sartén con unas gotas de aceite. Cuando esté un poco dorado por debajo le damos la vuelta con una espumadera, los dejamos un par de minutos como mucho (que no se seque la yema por completo) y trasladamos al sandwich.
A la última tapa del pan de molde le hacemos un corte con un cortador, del tamaño de la yema y la colocamos sobre el huevo. 

Y ya estaría. Listo para comer.

No hay un sandwich más rico, me encanta, lo recomiendo absolutamente.

Si además lo acompañamos de una cerveza bien fría ya es la repera.

¡¡ A disfrutarlo!!

Empanada de bonito

No recuerdo el tiempo que quiero traer esta empanada al blog. Por una cosa u otra siempre que la hago no pasa por sesión fotográfica, pero este fin de semana le puse remedio con ocasión de presentarla al reto de los lunes de "El lunes se amasa".

Esta masa es fabulosa, nunca falla, y está riquísima. Tiene una textura hojaldrada deliciosa y raro es que la haga y no caiga el mismo día. La receta es de Isabel de La cocina de Frabisa, si no la conocen están tardando porque tiene un blog maravilloso.

Ya he comentado en anteriores ocasiones que mi pareja es de El Bierzo y que adoro sus productos y su gastronomía, en muchas ocasiones muy parecida a la gallega por la cercanía, ya que El Bierzo tiene a Galicia como frontera. La empanada es una de las cosas típicas del lugar, parecida a la gallega, pero en El Bierzo utilizan masa de pan. Me gustan todas, pero en especial la empanada de batallón, que ya la tengo en el blog desde hace años, aunque tengo que cambiar las fotografías porque no le hacen justicia, quédense con el relleno que es una locura.

Podría comer empanada a todas horas, me chifla y cuando en el reto proponían masas gallegas no lo pensé ni un segundo, haría empanada.

La empanada de bonito es la más tradicional y esta receta es genial, buena cantidad de relleno y muy sabroso. La mejor que he comido sin duda.

El olor que desprende mientras se está haciendo es increíble, pero cuando la pruebas caes rendida a sus encantos porque tiene un sabor maravillo, se me hace la boca agua solo de pensarlo.

¡¡Están tardando en guardar la receta, vamos con ella!!

Ingredientes (molde de 32 cm): 

Para la masa:

  • 500 g de harina común
  • 140 g de aceite de girasol
  • 150 g de leche
  • 1 huevo
  • Una pizca de sal 

Para el relleno:

  • 2 o 3 cebollas grandes
  • 2 dientes de ajo sin las simientes
  • 6 cucharadas de tomate frito (casero o comprado de buena calidad)
  • 1 cucharadita de pimentón de la Vera agridulce o dulce
  • Pimientos asados
  • 500 g de bonito o atún en aceite de oliva
  • Sal gruesa
  • AOVE
  • 1 huevo batido para pincelar

RELLENO:

Siempre recomiendo hacer el sofrito el día antes porque lo tenemos que añadir a la masa cuando esté frío.

Comenzamos escurriendo el bonito o atún. Lo ponemos en un colador grande con un recipiente debajo para recoger el aceite sobrante.

Picamos la cebolla pequeñita, trituramos o cortamos los dientes de ajo. Los pasamos a una sartén con un poco de aceite y una pizca de sal. Los dejamos pochar lentamente hasta que la cebolla esté transparente.

Añadimos el tomate frito y removemos. Agregamos el pimentón y removemos para unificar. Dejamos cocer a fuego bajo unos 3-4 minutos. Probamos y rectificamos de sal si es necesario.

Pasamos el sofrito a un bol, tapamos y dejamos enfriar.

MASA

Pesamos todos los ingredientes. 

Ponemos la harina en un bol grande. Hacemos un hueco en el centro y añadimos el resto de ingredientes.

Mezclamos primero con una cuchara, cuando ya no podamos seguir con la cuchara lo haremos con la mano. Vamos integrando todos los ingredientes hasta formar una bola. No hay que amasar.

Ponemos la bola en un bol limpio y tapamos. Dejamos reposar 15 minutos.

HORNEADO

Precalentar el horno a 195º, calor solo abajo con ventilador y colocamos la rejilla del horno en la primera guía del horno, empezando por abajo.

Si no tienes esta opción en tu horno, precalienta a 190º, calor arriba y abajo. Colocamos igualmente la rejilla en la posición que he indicado en el párrafo anterior. A los 20 minutos de cocción subimos la rejilla y la empanada a la posición central para terminar de hornearla.

El tiempo de cocción total son 45-50 minutos, cuando la veamos doradita.

MONTAJE

Separamos la masa en dos. Una de ellas un poco mayor que la otra.

Ponemos una hoja de papel en la fuente que vamos a utilizar.

Empezamos a estirar la masa mayor, que será la base de la empanada. Para que la masa quede crujiente y hojaldrada es importante estirarla finita, como 1/2 cm de grosor.

Ponemos un poco de harina en la encimera y estiramos, giramos la masa y volvemos a estirar. Es importante hacerla girar para conseguir la forma redonda.

Una vez estirada la masa, la medio enrollamos en el rodillo y la pasamos a la bandeja. Con la palma de las manos la acomodamos y presionamos un poco por toda la base.

Volcamos el sofrito y distribuimos por toda la base. A continuación incorporamos el bonito de la misma manera y, por último, añadimos el pimiento asado en tiras.

Estiramos la otra mitad de la masa, igual que hicimos anteriormente.

La depositamos en la bandeja, hacemos un poco de presión por toda la superficie. Recortamos con unas tijeras el exceso de masa y hacemos el repulgue uniendo las dos masas.

Hacemos un corte en el centro para que haga de chimenea.

Con la masa sobrante hacemos las decoraciones que más les gusten, hojas, un cordón, etc, también le ponemos un cordoncillo a la chimenea.

Con ayuda de un tenedor o la punta de un cuchillo hacemos incisiones por toda la superficie.

Pincelamos con huevo batido y llevamos al horno.

Horneamos como indiqué anteriormente.

Una vez terminada, la pasamos con mucho cuidado a una rejilla para que se enfríe.

Recomiendo cortarla después de un tiempo de reposo, media hora como poco, eso si pueden esperar.

¡¡Madre mía qué olores inundan la cocina!! 

¡¡Una cervecita y a disfrutarla!!

Shakshuka de Ottolengui

Tengo tantos libros de cocina que a veces no sé por qué libro y receta empezar. En todos ellos tengo marcas de lo que más me ha gustado para hacerlas en un futuro próximo, como por ejemplo esta deliciosa Shakshuka del libro Jerusalén, de Ottolengui. Hasta ahora no había hecho ninguna de sus recetas, parece mentira que tenga el libro hace un año, y tengo muchas marcadas, porque este libro es maravilloso, pero no me da la vida para hacer tantas cosas. Una cosa tenía claro, el día que estrenara este libro sería con esta receta porque me parece suculenta a la vez que sencilla de preparar.

El Shakshuka es un plato de Oriente Medio, cuyo nombre en árabe de Túnez significa "mezclar", realizado a base de tomates, pimientos, chiles y huevos escalfados, aderezados comúnmente con comino, pimentón, pimienta y nuez moscada. Se suele tomar en los desayunos o almuerzos. 

Hay muchas teorías sobre el origen de este plato, y aunque parece ser que la variante  más reciente de verduras y huevo se originó en Túnez, es un plato básico de la cocina tunecina, libia, argelina, marroquí y egipcia, tradicionalmente servido en una sartén de hierro o tajín, con pan para mojar. También es muy popular en Palestina e Israel, donde fue introducida por los judíos tunecinos. En la cocina israelí el plato se prepara con huevos, tomates, cebolla o ajo. Según donde se prepare nos podemos encontrar con variaciones donde añaden berenjena, pimiento verde, queso feta, carne de cordero, yogur y otras especias diferentes a la tradicional, como alcaravea o cilantro.

Cada país tiene su versión particular del Shakshuka. En España tenemos el pisto o los huevos al plato, en México los huevos rancheros, en Francia la Ratatouille, etc. Al fin y al cabo son verduras y huevos, ingredientes básicos en cualquier cocina.

Quien nos iba a decir que cuando comemos unos huevos al plato estábamos versionando un plato de Oriente Medio. En mi casa siempre triunfan, a mi hija le encantan con salchichas, y aunque yo los prefiero sin ellas, lo que está claro es que de cualquiera de las formas es un plato delicioso, con esa salsa de tomate casera que nos gusta tanto y esos huevos en los que la yema queda poco cuajada para mojar pan, ñam...

Ottolengui cuenta en este libro que, aunque ya ha publicado otras recetas de este plato, le apetecía hacer otra versión por lo popular que es y lo fácil que resulta de preparar. En esta versión se ha centrado en el tomate y las especias. Añade que este Shakshuka se come en verano o en otoño y que en invierno usan papas y en primavera berenjenas. Ahí lo dejo por si a alguien le apetece hacer sus propias variantes.

Si tomas este plato sin acompañamiento les recomiendo que hagas la receta completa. Como a mí me apetecía acompañarlo con arroz basmati, he hecho la mitad. Esta receta incluye labneh o yogur, pero no quería añadirlo al utilizar el arroz, así y todo les pongo la cantidad por si quieren incluirlo.

Para mi gusto, le faltaban especias a esta receta, por lo que añadí alguna más como cilantro en polvo, cardamomo y zaatar. Si no las tienen no pasa nada.

¡¡Vamos con la receta!!

Ingredientes para 2-4 personas:

  • Aceite de oliva
  • 2 pimientos rojos grandes (Unos 300 g)
  • 4 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de comino en polvo
  • 1 cucharadita de cilantro en polvo
  • 1 cucharadita de cardamomo en polvo
  • 1/2 cucharadita de zaatar
  • 2 cucharadas de Harissa
  • 2 cucharaditas de tomate concentrado
  • 6 tomates grandes y maduros (Unos 800 g o 2 latas de tomate troceado)
  • 4 huevos
  • Sal gruesa al gusto
  • Cilantro fresco
  • Guindilla roja (opcional)
  • Arroz basmati 
  • 120 g de labneh o yogur espeso (yo no le puse)
Preparamos el arroz como indico en la receta del enlace que les he puesto arriba.

La harissa aporta picor al plato, si no te gusta o no puedes tomar picante no la añadas, si como a mí te gusta el picante, añade además un poco de guindilla troceada al final.

Ponemos una sartén grande a fuego medio con un poco de aceite. Cuando el aceite esté caliente añadimos la harissa, el tomate concentrado, los pimientos cortados en dados, del tamaño que más les guste, los dientes de ajo triturados, las especias y un poco de sal gruesa. Removemos y sofreímos durante unos 8 minutos o hasta que el pimiento se haya ablandado.

Agregamos el tomate troceado, removemos y cocinamos durante unos 10 minutos, hasta obtener una salsa espesa. Probamos y rectificamos de sal si es necesario.

Separamos las yemas de las claras.

Formamos 4 huecos en la salsa y añadimos 1 clara en cada uno. Ponemos la sartén a fuego bajo y la tapamos para que cuajen las claras.

Cuando las claras estén cuajadas parcialmente añadimos una yema en cada hueco. Volvemos a tapar y dejamos unos pocos minutos para que se hagan, pero no del todo, queremos que queden poco hechas para poder mojar pan en ellas.

Solo nos queda añadir un poco de cilantro troceado y está listo para servir acompañado del arroz.

Es una receta muy sencilla, con un sabor increíble. Un plato súper gustoso, que recomiendo absolutamente.

¡¡A disfrutarlo!! 

Mirza ghasemi o berenjenas ahumadas con ajo

Dicen que a los persas les encanta la berenjena y no me extraña en absoluto, porque desde que las descubrí hace muchos años nunca faltan en mi nevera. Son muy versátiles y se hacen platos muy ricos con ellas. Aquí en el blog hay bastantes preparaciones con este vegetal tan maravilloso.

El nombre de este plato en persa es "Mirza ghasemi" y es originario de Gilan, una provincia del norte de Irán y es un clásico en los restaurantes de cocina persa del mundo entero.

La forma tradicional de preparar estas berenjenas es asarlas directamente sobre el fuego, ya sea una barbacoa o bien sobre la llama de una cocina de gas, hasta que queden negras y la carne tierna. De esta manera el aroma a humo penetre en la pulpa, consiguiendo un sabor intenso e increíble. 

Otro modo de hacerlas, que es el que yo he utilizado, es asarlas en el horno enteras. No conseguimos ese sabor ahumado, pero están igual de ricas.

El resultado de esta combinación de ingredientes es exquisito, con un saborazo tremendo. Se puede tomar como entrante o como parte de una comida de picoteo. Para acompañar esta ricura es ideal contar con un pan plano, ya sea un pan plano persa o unos Chapatis o Naan. Les dejo los enlaces a las recetas de estos panes que tengo en el blog. En esta ocasión la hemos acompañado con Chapatis.

Sin más preámbulos, vamos con la receta que es del libro Persiana.

Ingredientes para 2 personas:

  • 2 berenjenas grandes
  • Aceite de oliva
  • 1/2 cabeza de ajo
  • 1/2 cucharadita de cúrcuma molida
  • 2 tomates maduros grandes
  • 2 cucharadas de concentrado de tomate
  • 1/2 cucharadita de azúcar (opcional si los tomates están ácidos)
  • 1 cucharadita de sal gruesa
  • 3 huevos
  • Un puñado de nueces para decorar

Lavamos las berenjenas, las colocamos en la bandeja del horno con papel vegetal. Las horneamos a 220º durante unos 40-45 minutos.

Cortamos los dientes de ajo en láminas. Cortamos los tomates en trozos medianos.

Ponemos un chorrito de aceite en una sartén o caldero grande y la ponemos a fuego medio.

Añadimos el ajo laminado procurando que no se queme. Queremos que el ajo esté tierno sin llegar a dorarse (si ves que se están dorando rápido, retira la sartén del fuego y deja que se cocinen con el calor residual).

Una vez el ajo esté tierno y comience a dorarse, añadimos la cúrcuma, removemos y añadimos los tomates troceados, mezclamos y dejamos cocer durante unos 20 minutos o hasta que estén tiernos.

Apagamos el fuego y retiramos la sartén a un lado.

Cuando las berenjenas estén asadas, quitamos la piel desde el pedúnculo hacia abajo y sacamos la pulpa con ayuda de una cuchara. Colocamos la pulpa sobre la base que tenemos hecha en la sartén.

Volvemos a poner la sartén al fuego, ahora medio-fuerte, mezclamos todos los ingredientes y cocinamos todo junto durante unos minutos.

Agregamos el tomate concentrado, el azúcar, la sal y removemos para mezclar. Cocinamos durante unos 8 minutos.Batimos los huevos en un bol.

Hacemos varios huecos en la superficie y repartimos una pequeña cantidad de huevo batido en cada hueco. No removemos.

Cuando el huevo se haya solidificado (tardará unos 5 minutos) mezclamos con las verduras y retiramos la sartén del fuego. Dejamos reposar unos 20 minutos.

Decoramos con nueces y listo para servir.

Ya verán que no exagero cuando digo que es una exquisitez, me ha encantado y no será la última vez que lo hagamos, este plato ha llegado para quedarse.

Si te descuidas, ni pan te hace falta, lo comes a cucharadas. Es empezar y no poder parar.

¡¡A disfrutarla!!

Berenjenas fritas con miel de caña o de palma

Cada día me gustan más las berenjenas, prueba de ello es que las entradas en el blog con esta hortaliza van en aumento y eso que las descubrí bien tarde porque no era un ingrediente que utilizase mi madre en su cocina del día a día.

Según pasan los años pruebo nuevos platos donde la berenjena es la protagonista indiscutible como en esta caponata siciliana que está para chuparse los dedos y por ello no podía faltar en el blog algo tan sencillo como las berenjenas fritas que aunque son de origen cordobés, hace bastantes años que las encontramos en la carta de muchos restaurantes de la isla.

La berenjena es una hortaliza muy humilde y de las más consumida, siendo la base de muchos platos de distintos países como puede ser el pisto, la escalibada, la mousaka o el baba ganush, entre otros.

Debe cocinarse siempre antes de ser consumida porque es muy amarga y es debido a que contiene un alcaloide llamado solanina, presente sobre todo en la parte verde de la planta y con mayor presencia en el fruto no maduro.
Para eliminar ese amargor hay varios métodos, pero yo siempre utilizo el de ponerlas en remojo con agua y sal al menos media hora.

Lo que sí he visto en casa desde pequeña es la miel de caña o de palma, de hecho es la que poníamos a las tortillas de carnaval o a las tortillas de calabaza y me rechifla tanto una como la otra.

La miel de caña proviene como su nombre indica de la caña de azúcar. Los jugos obtenidos de la caña, una vez retiradas las impurezas, se concentran hasta obtener la miel.

La miel de palma, originaria de la isla de La Gomera, se obtiene de la savia de la palmera o guarapo como le llamamos nosotros y se cuece hasta obtener una consistencia de caramelo.

Tanto la de caña como la de palma no son miel en su sentido más estricto, más bien son una melaza, pero por su textura se les ha llamado siempre así.
Para las frituras, ya sea con vegetales o pescado, hace tiempo que utilizamos la harina de garbanzo combinada con harina de trigo común, a mi gusto resultan más crujientes y absorben menos aceite. Si no la consigues fácilmente, no te preocupes, solo con harina de trigo también quedan muy ricas. La proporción de la mezcla de harinas sería una de garbanzo por tres de trigo.

Para que la fritura quede bien crujiente y absorba menos aceite es importante remojar previamente las berenjenas con sal, ya que la pulpa es cavernosa, es decir llena de aire y agua y al sumergirlas en agua y sal se intercambien los líquidos, de manera que los compuestos que aportan el amargor salen al exterior. Otro truco para conseguir ese crujiente es freírlas por tandas para que el aceite no pierda temperatura, de todas maneras ya se los cuento paso a paso más adelante, así que vamos con la mini receta.

Ingredientes para 2 personas:
  • 1 berenjena grande
  • 1 cucharada de harina de garbanzo
  • 3 cucharadas de harina de trigo común
  • Sal
  • Aceite de girasol para freír
  • Miel de caña o de palma
Cortamos la berenjena en bastones dejando parte de la piel.

Las ponemos en un bol, cubrimos con agua y agregamos un poco de sal gruesa. Dejar en reposo 20 minutos.

Mezclamos las harinas en un plato hondo.

Pasados los 20 minutos, sacamos las berenjenas del agua y las colocamos en un paño. Secamos bien.

Salamos las berenjenas y pasamos por las harinas, de manera que queden bien impregnadas. Ponemos en un colador grande la cantidad que vamos a freír y movemos para retirar el exceso de harina, así sucesivamente hasta acabar con todas.
Ponemos al fuego una sartén con aceite. Cuando esté bien caliente agregamos las berenjenas por tandas para que no baje la temperatura del aceite. A medida que estén doradas pasamos a una bandeja con rejilla o a un plato con papel absorbente.

Pasamos a un plato y agregamos un buen chorro de miel de caña o de palma.

¡¡Una ricura!!

¡¡A disfrutarlas!!

Pitas rellenas de mini albóndigas, vegetales y salsa tzatziki

Estas pitas rellenas de albondiguitas, vegetales y bañadas en salsa tzatziki están para morirse de buenas. Han sido un éxito y ya les adelanto que las repetiremos, nos han encantado.

Ya sabemos que hacer albóndigas no es algo rápido, pero les aseguro que merece la pena cada minuto empleado. El aderezo que llevan las convierten en un bocado absolutamente irresistible, quedan divinas y si te descuidas las comes como pipas.

En cuanto a la salsa, qué les voy a decir que no sepan, es tan refrescante y deliciosa que la tomaría a cucharadas.

Esta salsa de origen griego suele tomarse con pan de pita o como acompañamiento de platos de carne, principalmente con pollo. Está presente en platos griegos como las pitas, los dolmades (hojas de parra rellenas de arroz y otros ingredientes), la taramosalata o los gyros, similares a los kebab.
Si les gusta tanto como a mí, hagan más cantidad porque se conserva muy bien en la nevera y tendrán para unos cuantos días.

¡¡Vamos a por la receta!!

Ingredientes para 2-3 personas:

Para las albóndigas:
  • 500 gr. de carne de ternera
  • 1/2 cebolla
  • 3 dientes de ajo
  • 1/2 ramillete de cilantro fresco
  • 1/2 ramillete de perejil fresco
  • 1/2 cucharada de menta o hierbabuena fresca
  • 1 cucharada de comino en polvo
  • Una pizca de canela en polvo
  • 1 cucharada de sésamo tostado y el necesario para rebozar las albóndigas
  • 1/2 cucharada de copos de guindilla (opcional)
  • Una pizca de pimienta negra molida
  • Sal
  • Una pizca de pimentón
  • 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Ingredientes para la salsa:
  • 1 yogurt natural (tipo griego)
  • 1/2 pepino
  • 1 diente de ajo
  • El zumo de 1/2 limón
  • 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • Hojas de menta o hierbabuena fresca
  • Sal
  • Pimienta negra recién molida
Para el montaje:
  • 6 panes de pita
  • Las albóndigas que hemos hecho
  • 1/4 de cebolla roja
  • Unos cogollos de lechuga
  • 1 tomate 
  • Salsa tzatziki
Ponemos en un bol la carne molida junto con la cebolla picada muy fina, los dientes de ajos triturados, el cilantro, la menta y el perejil, todo ello previamente picado. A continuación añadiremos el comino, la canela, el sésamo y los copos de guindilla. Salpimentamos, incorporamos el pimentón y el aceite de oliva.

Mezclamos bien todos los ingredientes, cubrimos con papel film y dejamos reposar al menos una hora en la nevera. Cuanto más tiempo repose, más se acentuarán los sabores.

Tras el tiempo de reposo, nos untamos las manos con un poco de aceite y cogiendo la carne con una cucharadita de café, hacemos las bolitas de tal forma que no tenga más de 2,5 cm de diámetro cada una, las queremos pequeñitas.

Ponemos una sartén con un poco de aceite a fuego alto y preparamos un plato con sésamo tostado para rebozar las albóndigas.
Freímos las albóndigas y les vamos dando vueltas para que se hagan de manera pareja. A medida que las sacamos de la sartén las rebozamos en el sésamo, procurando que éste se adhiera a las albóndigas y las pasamos a otro plato. Reservamos.

Para hacer la salsa, partimos el pepino por la mitad, de manera longitudinal y, ayudándonos de una cucharilla, le quitamos las pepitas que tienen en el centro, rallamos el pepino y lo escurrimos muy bien para quitarle el exceso de líquido y reservamos.

A continuación, picamos las hojas de menta o hierbabuena y trituramos el diente de ajo.

Vertemos el yogurt en un bol, añadimos el pepino, las hojas de menta o hierbabuena, el ajo, la sal, la pimienta, el zumo de limón, el aceite de oliva virgen y mezclamos todo bien. Reservamos en la nevera si no la vamos a usar de inmediato.
Partimos el tomate por la mitad, retiramos la parte de las semillas y cortamos en juliana.

Cortamos la cebolla roja y los cogollos de lechuga en juliana.

Posteriormente, tostaremos el pan de pita en una tostadora y le cortamos la parte superior (el corte suele venir marcado por una línea de puntos).

Solo nos queda rellenar nuestras pitas en la cantidad y en el orden que quieran, añadiendo las albóndigas, los vegetales y la salsa. Espolvoreamos un poco de cilantro picado por encima y listas para hincarles el diente.

¡¡Una maravilla que no pueden perderse!!

¡¡A disfrutarlas!!

Champiñones rellenos de jamón

Es un "pecado" que estos champiñones rellenos no estén en el blog. Cada vez que los preparo me hacen la ola en casa y no tienen ninguna ciencia, son tan fáciles de hacer y quedan tan buenos que los repito una y otra vez.

Fueron fruto de la improvisación en unas Navidades en las que quería variar uno de los platos que suelo hacer como entrante. Las cantidades las he ido adaptando a mi gusto a lo largo de los años y con esta receta que les traigo es con la que me quedé y con la quedan de lujo.

Son geniales tanto como entrante o plato principal, que es como lo hemos tomado nosotros, acompañados de una ensalada sencilla. Si tienen una comida familiar en la que cada uno aporta un plato, no lo piensen más, este es ideal para ello, no solo porque su preparación requiere muy poco esfuerzo, sino porque tienen el éxito garantizado.

Ya verán que no son muchos ingredientes y los que lleva son muy básicos. Lo único que recomiendo es que escojan champiñones bien grandes, no merece la pena rellenar esos pequeñitos que vienen en bandejas, no cabe apenas relleno, así que busquen champiñones al peso, bien hermosos para que tenga un relleno adecuado.
Por otra parte, no sé cual es la ciencia exacta por la que pasa esto, pero siempre, siempre, me sobra relleno, al igual que cuando hago huevos rellenos o empanadillas, pero no me supone ningún problema ya que con el relleno sobrante hicimos unas croquetas que quedaron buenísimas y solo hubo que hacer la bechamel e incorporar este relleno sobrante, así que perfecto, hemos obtenido dos platos por uno.

¡¡Sin más, vamos con la receta!!

Ingredientes para dos personas:
  • 12 champiñones frescos bien hermosos
  • 1 cebolla
  • 1 diente de ajo grande
  • 1-2 cayenas (opcional)
  • 150 gr de jamón ibérico picado bien fino o en tacos pequeños
  • 1/2 vaso de vino blanco
  • 1 cucharada sopera rasa de harina simple
  • Perejil
  • Sal gruesa
  • Pimienta negra recién molida
  • Aceite de oliva virgen extra
Comenzamos quitando los tallos a los champiñones. Es muy fácil, solo tienen que desplazar con el dedo el tallo hacia un lado y sale entero, si queda algún trocito en el interior lo quitamos, pero no lo tiramos. Cortamos la parte final de los tallos que está más dura y las tiramos, conservando los tallos tiernos.

Limpiamos los champiñones y los tallos con una servilleta húmeda. Reservamos.

Cortamos la cebolla muy pequeñita. Trituramos el diente de ajo. Cortamos los tallos tiernos muy pequeñitos.

Ponemos al fuego una sartén con un poco de aceite, agregamos la cebolla, el ajo triturado y una pizca de sal gruesa, con moderación, porque más tarde añadiremos el jamón y puede dejar la mezcla muy salada, agregamos un poco de pimienta negra recién molida, con un par de vueltas de molinillo es suficiente y mantenemos a fuego bajo-medio para que se vaya pochando tranquilamente.

Cuando la cebolla comience a tomar color, sin dorarse, agregamos los tallos de los champiñones que tenemos troceados. Mezclamos con el resto y dejamos cocinar unos cinco minutos a fuego medio.
Disolvemos la harina en el vino con ayuda de un tenedor para que no queden grumos.

Subimos el fuego a la sartén y agregamos el vino. Una vez rompa a hervir lo dejamos unos segundos a fuego alto para que se evapore el alcohol. A continuación bajamos el fuego y seguimos cocinando unos minutos más hasta que espese la mezcla.

Añadimos el jamón y el perejil picado, removemos para que se integren con el resto. Probamos y rectificamos de sal y pimienta si es necesario y listo, ya tenemos el relleno hecho.

Por otro lado, en un caldero bajo y plano, ponemos un poco de aceite. Colocamos nuestros champiñones con la abertura hacia arriba, sin que quede ninguno montado sobre otro y que todos estén en contacto con el aceite. Ponemos la tapa y cocinamos a fuego bajo unos cinco minutos. De vez en cuando destapamos y comprobamos que no se han pegado, moviendo el caldero para soltarlos.

Si es necesario, añadir un poquito más de aceite. Esto solo es al principio, a medida que se van cocinando van soltando agua. Veremos que se forma un charquito dentro de los champiñones, así que con cuidado de no romperlos, los giramos para quitar esa agua, tapamos el caldero y cocinamos unos dos o tres minutos más.
Una vez los champiñones estén tiernos, pero ligeramente al dente, los rellenamos, presionando el relleno para que quepa más cantidad.

Decoramos con un poco de perejil picado y listos para hincarles el diente.

¡¡Qué delicia!! Es de esas cosas que no necesitan más florituras, en la sencillez está el gusto, solo necesitamos buen apetito y una copita de vino o una cerveza bien fría según la ocasión.

¡¡A disfrutarlos!

Tostas de morcilla de arroz, piñones y huevos de codorniz

Hoy les traigo una entrada bien corta, pero no por ello menos sustanciosa.

Estas tostas son una ricura y tenían que estar en el blog hace años, pero ya sabemos que lo más cotidiano suele pasar a un plano secundario y gracias a que hace poco me las recordó una de mis cuñadas, que le encantan, supe que tenía que ponerle remedio y por fin ven la luz.

Son ideales para cualquier ocasión que se presente, ya sea como aperitivo, entrante o picoteo, como quiera que las tomen son siempre bienvenidas y se las quitarán de las manos.

Nosotros las hemos acompañado con una ensalada y las primeras cayeron con un vermú que es una maravilla, con sus rodajas de naranja y hielo, que entra sin enterarte.
Normalmente, cuando somos muchos, en lugar de hacer platos contundentes, hacemos un picoteo con muchos platos variados y estas tostas son siempre un éxito, desaparecen en un plis plas.

Prácticamente no hay receta, dependiendo del número de personas a comer dupliquen o cuadrupliquen cantidades, ya les aviso que les van a encantar y siempre se harán pocas.

Si tienen pimientos asados caseros mucho mejor, si quieren hacerlos en casa, les dejo el enlace a la receta en la lista de ingredientes.

Ingredientes para 2 personas:
  • 1 morcilla
  • Pimientos rojos asados 
  • 35 gr de piñones (1 bote pequeño)
  • Huevos de codorniz
  • 1 barra de pan o una hogaza
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal en escamas
Retiramos la piel a la morcilla y la troceamos toscamente para que sea más fácil deshacerla.

Troceamos los pimientos, reservando unas tiras para decorar.

En una sartén ponemos un chorrito de aceite y agregamos la morcilla troceada, con ayuda de un tenedor la deshacemos hasta que quede totalmente suelta.

Removemos unos minutos a fuego medio para cocinarla.

En otra sartén tostamos ligeramente los piñones y los agregamos a la morcilla. Añadimos también el pimiento troceado. Removemos un poco para que se repartan los ingredientes añadidos y retiramos del fuego.

Freímos los huevos con muy poco aceite y sacamos a un plato.
Cortamos el pan en rebanadas, más o menos grandes, al gusto de cada uno y las tostamos.

Colocamos una cucharada de la mezcla de morcilla, piñones y pimiento en cada rebanada de pan, presionando para que se compacte. Ponemos unas tiras de pimiento por encima y sobre ellos colocamos uno o dos huevos de codorniz, al gusto.

Ponemos una pizca de sal en escamas sobre el huevo y un hilo de aceite.

Y listas para hincarles el diente.

¡¡Qué ricas están!!

¡¡A disfrutarlas!!

Empanadillas de carne al horno con aromas hindúes

Las empanadillas son un clásico en las cenas de Navidad de mi casa, nunca faltan porque les gustan a todos, sobre todos a los más pequeños.

Hasta el año pasado las hacía siempre de atún, pero en esa ocasión se me ocurrió preparar otra variante un poco más adulta, sin dejar de hacer las de atún porque si no mis sobrinos se me enfadan.

Ya saben lo que me pirran las especias, así que la idea iba por ahí. Un relleno con ternera y muchas especias, con un toque picante para los que le gustan y sin picante para el resto. Por lo que con una base bien sencilla, empecé a añadir especias. En principio con moderación y después corrigiendo y añadiendo más de algunas hasta conseguir el sabor buscado.
Como comprenderán, en ese momento, día de Nochebuena, con todo lo que había que hacer, porque esto era sólo una pequeña parte de la cena, no tomé nota, pero sabía que me acordaría.

Cual fue mi sorpresa cuando veo que después de probar las de ternera, las de atún pasaron a un segundo plano, que conste que se las comieron todas, pero después que se acabaran las de ternera.

Tanto gustaron que unas semanas después mi hermana me pidió la receta para hacerlas para una cena con amigos y de memoria se la dije, sabía yo que no me iba a olvidar tan fácilmente.

Después de aquella noche, las he hecho varias veces y siempre triunfan. Así que era momento de que quedaran en el blog, para que puedan hacerla cuando quieran.
Estas empanadillas son una auténtica golosina, no te conformarás con una, ni con dos, ni con seis.

Sobra decir que estas empanadillas son ideales en cualquier momento del año, pero es una buena propuesta para sorprender a tus comensales en fechas señaladas, como las Navidades que tenemos a las puertas.

Recomiendo hacer el relleno el día anterior, porque tiene que hacerse a fuego lento y reducir bastante, además para rellenar es más cómodo que el relleno esté frío. Por lo que como decía, es una propuesta interesante cuando el día señalado tienes otras muchas cosas que hacer; teniendo el relleno hecho, ese día sólo hay que rellenar las empanadillas y llevarlas al horno o freírlas, cómo más les gusten.

En cuanto a las especias, si no pueden encontrarlas todas, no dejen de hacerlas. Añadan las que tengan y vayan probando hasta que obtengan el sabor deseado.
¡¡Vamos con ellas!!

Ingredientes:
  • 500 gr de carne de ternera molida
  • 1 cebolla grande
  • 2 0 3 dientes de ajo grandes
  • 1 cucharada de postre de jengibre fresco rallado
  • 1 guindilla (opcional)
  • Sal y pimienta
  • Aceite
  • 1 cucharada de postre de garam masala (si no lo consiguen no pasa nada)
  • 1 cucharadita de postre de cilantro en polvo
  • 1 cucharadita de postre de cardamomo en polvo
  • 1 cucharadita de postre de cúrcuma en polvo
  • 1/2 cucharadita de postre de comino en polvo
  • 1 pizca de clavo en polvo
  • 1 cucharadita de pimentón dulce 
  • 250 gr de tomate natural pelado y troceado (o una lata de tomate troceado)
  • Masas de empanadilla (Si son grandes, unas 24. Si son pequeñas salen casi el doble) 
Cortamos la cebolla bien pequeña. Trituramos el ajo. Rallamos el jengibre fresco hasta obtener 1 cucharada. Cortamos la guindilla a lo largo, retiramos las semillas y troceamos.

Como truco les recomiendo que cuando compren el jengibre fresco, lo pelen, lo laven y lo sequen bien, luego se trocea en tacos de unos cinco centímetros, ponemos en una bolsa y congelamos. Cuando lo necesiten sólo tienen que sacar una porción y rallarla, congelado se ralla mil veces mejor.

Ponemos una sartén a fuego medio (4 de 9), añadimos aceite suficiente como para pochar la cebolla. Agregamos la cebolla, el ajo, el jengibre y la guindilla. Dejamos que se vaya pochando hasta que la cebolla empiece a tomar un ligero color dorado. Añadimos las especias y removemos unos segundos para tostarlas.

Salpimentamos la carne y la agregamos a la sartén, a fuego alto vamos removiendo para que se selle hasta que pierda el color rojo, a la vez que la aplastamos para deshacer los grumos que se vayan formando.
Agregamos el tomate troceado, un poco de sal y removemos unos minutos a fuego alto, luego bajamos el fuego (3 de 9) y dejamos que se vaya haciendo lentamente, removiendo de vez en cuando, chafando los tomates y la carne, para que quede bien meloso.

Probamos y rectificamos de sal si es necesario. Una vez haya reducido la salsa dejamos enfriar.

Encendemos el horno. Calor arriba y abajo, a 200º. Ponemos una hoja de papel de hornear en la bandeja del horno.
Disponemos todas las masas en la encimera, conservando debajo el papel que traen. Ponemos un poco de agua en un bol, mojamos el dedo en el agua y repasamos todo el contorno de la masa, una por una.

Colocamos en el centro una cucharadita de postre de relleno, formando una línea con un poco de altura. Doblamos la masa haciendo coincidir los bordes. Volvemos a mojar todo el arco y con un tenedor presionamos para sellarlas.
Pasamos todas las empanadillas a la bandeja del horno. Colocamos la bandeja en la parte central del horno y horneamos hasta que tomen un color dorado, según el tamaño tardarán unos 20-25 minutos. Si quieren darle más color, colocar la bandeja en la parte superior del horno durante unos minutos.

Pasar a una fuente y listas para degustarlas.

Son una auténtica delicia, cada bocado es una explosión de sabor, con esos aromas hindúes que me apasionan.

¡¡A disfrutarlas!!

Caponata Siciliana

La Caponata es un guiso clásico de la cocina siciliana, cuyo principal ingrediente es la berenjena, la cual me apasiona. Hay muchas variantes de este plato a lo largo de la geografía italiana y podemos encontrarla tanto con aceitunas como con alcaparras. Los tres ingredientes que consiguen equilibrar este plato son la berenjena, el tomate y el vinagre.

Esta receta se la vi hacer al repostero Buddy Balastro, lo llaman el rey de las tartas, pero ha hecho unos programas de cocina tradicional italiana, de Sicilia exactamente, donde prepara las recetas con las que creció, herencia de su abuela y su madre y, según dice, "la auténtica Caponata en su origen lleva alcaparras y de ahí le proviene el nombre a este plato".

Ha preparado recetas muy interesantes, pero desde que le vi hacer esta Caponata, se me hizo la boca agua de tal manera que sabía que no tardaría en prepararla, por lo que grabé el programa para tomar nota y hacerla tal cual. Así que aquí la tienen. La combinación de ingredientes no puede ser mejor y el equilibrio del dulce, salado, ácido y picante en un sólo plato es una auténtica exquisitez. Mediterráneo puro.

Se cocina troceando todos los ingredientes al igual que el pisto, la samfaina, el ratatouille, etc... Este guiso suele utilizarse como guarnición, pero bien puede ser un aperitivo con unas tostas de pan, como parte de otros platos para compartir o tomarlo como principal acompañado de arroz. De cualquiera de las maneras saldrán más que airosos con sus familias o invitados.
Nosotros hemos tomada esta rica Caponata como la hizo él, con tostas de pan y como plato único, les adelanto que es una ricura que no pueden perderse.

Con estas cantidades da para bastante, mejor que sobre que falte y siempre se puede guardar para el día siguiente y tomarla de manera diferente, según pasan los días los sabores se acentúan más. Se conserva hasta una semana en la nevera, eso si no la acaban antes. Sobra decir que si alguno de los ingredientes no es de tu agrado, basta con no ponerlo, pero no dejes de hacerlo.

Ingredientes para dos personas:
  • 1 berenjena grande
  • 1 cebolla grande
  • 2 dientes de ajo
  • 1 rama de apio
  • 1 cucharadita de copos de guindilla (opcional)
  • 1 cucharada de azúcar
  • 100 gr de pasas 
  • 1 lata de tomate troceado
  • 1 chorrito de vinagre
  • 2 cucharadas de alcaparras
  • 100 gr de piñones
  • Aceite
  • Perejil
  • Sal marina gruesa
  • Pimienta negra recién molida
  • 1 barra de pan
Lavamos toda la verdura. Pelamos la cebolla y los dientes de ajo, la berenjena la utilizaremos con la piel. Troceamos la berenjena, la cebolla y el apio en dados más o menos iguales. Troceamos o trituramos los dientes de ajo sin la simiente.

Ponemos una cazuela plana o sartén al fuego. Cuando esté caliente, añadimos un chorro de aceite y agregamos la berenjena. La freímos durante unos 15 minutos a fuego medio. No queremos que se haga por completo, cuanto está medio hecha la retiramos a un plato y reservamos.

Agregamos un chorrito de aceite a la sartén. Agregamos la cebolla, dejamos hacer unos 10 minutos a fuego medio, luego añadimos el apio, los dientes de ajo y los copos de guindilla, mezclamos y dejamos cocinar unos 5 minutos, siempre a fuego medio.

Añadimos el azúcar, las pasas y el tomate troceado, removemos y dejamos cocer unos minutos a fuego medio. Se añade el vinagre, sal y pimienta al gusto y las alcaparras. Cuidado con no poner mucha sal en este momento, ya que las alcaparras salan bastante, mejor rectificar al final si es necesario. Removemos y agregamos las berenjenas, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer unos 15 minutos.

Mientras tanto, precalentamos el horno a 180ª. Ponemos papel de horno sobre la bandeja. Trocemos el pan en rebanadas y lo colocamos sobre el papel, rociamos todo el pan con aceite y horneamos unos 10 minutos.
En una sartén pequeña, sin aceite, doramos los piñones. Este paso es muy rápido, a poco que te descuides los piñones se han quemado. Reservamos.

Picamos el perejil finamente.

Pasados los quince minutos de cocción, probamos y rectificamos de sal y pimienta si es necesario, incorporamos los piñones y el perejil picado. Removemos y dejamos reposar tapado.

Sacamos el pan del horno, pueden tomarlo tal cual o restregar un diente de ajo por la superficie.

Colocamos una cucharada de Caponata sobre una rebanada de pan. Añadimos un hilo de aceite de oliva virgen extra y lista para hincarle el diente.

¡¡Esta Caponata es una auténtica maravilla!! ¡¡No dejen de hacerla porque se están perdiendo lo más grande!! Está para comerla a cucharadas y en esta tosta ni les cuento, un placer en cada mordisco.

¡¡¡A disfrutarla!!!
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