Flan de leche condensada y dátiles

Vuelvo con el reto "dale1vueltaa" que presentamos los bloggers el día 15 de cada mes.

En esta ocasión la anfitriona ha sido Esther, del blog "Repostería con emoción" y nos propuso hacer un postre con dátiles, sin necesidad de dar la vuelta al postre. Desde el primer momento supe que haría un flan porque aún no lo tenía en el blog.

El flan de leche condensada era un clásico en casa de mi madre. Lo hacía con frecuencia, tanto en un día especial, un fin de semana o porque nos reuníamos todos en un almuerzo, ese día sabíamos que de postre habría flan. Según la gente que fuera a comerlo lo preparaba sencillo o duplicaba cantidades. Qué recuerdos, parece que la veo apartándome el centro del flan, el que tenía la textura más aterciopelada, porque nunca me gustó, ni me gusta, la textura del flan demasiado hecho. Ella hace mucho que no lo hace, ahora somos nosotros los que cocinamos por ella.

Aunque mis hermanos lo hacen de vez en cuando yo no lo había preparado hasta ahora, de hecho tuve que preguntarles porque aunque sabía los ingredientes no recordaba exactamente las cantidades. Así que aprovechando el flan de dátiles del reto también les pondré la receta de mi madre, no puede ser más fácil y estar más rico.

No sé por qué llaman a este flan "quesillo canario", igual lo llaman así en otra isla, pero aquí nunca lo había escuchado, por lo menos de la gente cercana a mí. A partir de tener el blog es cuando he visto publicaciones con ese nombre y es raro porque la receta no lleva queso. ¿Será por el color? También he leído que puede ser porque a veces quedan agujeros en el flan y parece un queso gruyere, pero a mi juicio los agujeros salen cuando el flan tiene una cocción excesiva. En casa siempre lo llamamos flan o flan de leche condensada.

Pueden usar dátiles troceados como he hecho yo o pueden utilizar pasta de dátiles, lo dejo a su elección. Particularmente prefería encontrarme trocitos porque he visto flanes por las redes hechos con pasta de dátiles y ésta se separa, creando una franja de otro color en el flan y no me molaba. Los trocitos se van al fondo por el peso y al desmoldar la mayoría de los trocitos quedan en la parte superior del flan, por lo que en cada cucharada te llevas un poco de dátil..., una auténtica delicia.

No se pierdan las propuestas de mis compañer@s de reto:

Déborah, del blog Mi toque en la cocina

Cristina, del blog Edana cuenta

Esther, del blog Repostería con emoción

Irmina, del blog El zurrón de los postres

Victoria, del blog De flores comestibles

Iván, del blog Panes con garra¡¡Vamos con las recetas!!

Ingredientes para la receta de mi madre:

  • 1 lata de leche condensada (370 g)
  • 1 lata de leche entera (se usa la lata de la leche condensada como medida)
  • 3 huevos M
  • Azúcar para el caramelo

Ingredientes para 6 flanes pequeños (Webos fritos):

  • 75 g de dátiles sin hueso
  • 400 g de leche entera
  • 4 huevos M
  • 100 g de leche condensada

Ingredientes para el caramelo del flan de dátiles:

  • 200 g de azúcar
  • 8 cucharadas de agua
  • 1 chorrito de limón

PREPARACIÓN DEL FLAN DE MI MADRE

Se pone el azúcar en un cazo metálico. Ponemos el cazo a fuego bajo y dejamos que se vaya haciendo el caramelo hasta que tenga el color deseado. Lo pasamos a un molde o flanera de unos 18 cm.

Ponemos la leche condensada, la leche y los huevos en un bol. Batimos y vertemos en el molde o flanera. 

Cerramos con papel de aluminio o con la tapa de la flanera.

Ponemos el recipiente dentro de otro con agua, hasta un poco por encima de la mitad. Cocinamos a fuego bajo durante 1/2 hora. En cualquier caso pinchar con una brocheta, cuando salga limpia ya estaría cocinado. Vigilar en cada momento, si se pasan de cocción quedará grumoso y con agujeros.

Meter en la nevera hasta el momento de tomarlo. 

Para desmoldar, pasamos el cuchillo por todo el lateral, ponemos un plato encima del revés y damos la vuelta al recipiente. Es mejor usar un plato o fuente un poco honda para que no se desborde el caramelo. PREPARACIÓN DEL FLAN DE DÁTILES (6 moldes de 9x6 cm)

Cortar los dátiles con una picadora o a mano, de manera que queden trocitos muy pequeños.

Precalentar el horno a 150º, calor arriba y abajo sin aire y la rejilla en la posición central.

Preparamos el caramelo justo antes de utilizarlo para que no se solidifique.

Introducimos los ingredientes del caramelo en un cazo metálico y lo ponemos a fuego medio (al 4 de 9 que tiene mi vitro). Removemos durante unos segundos con una cuchara metálica para que empiece a disolverse el azúcar. 

Cocinamos sin tocar hasta obtener un caramelo oscuro. A mí me tardó una media hora a esa temperatura. Es mejor hacerlo lentamente para que no se queme. 

Mientras se hace el caramelo, ponemos los ingredientes del flan en un bol grande, batimos con unas varillas para unificar ingredientes. No batir en exceso para evitar burbujas. Añadir los dátiles troceados y remover. Como los dátiles se irán al fondo, los repartiremos en cada molde con ayuda de una cuchara. 

Una vez esté el caramelo listo lo distribuimos en los 6 moldes y luego repartimos en ellos la mezcla del flan.

Tapamos cada molde con papel de aluminio, presionando bien los bordes. Los colocamos en un recipiente y agregamos agua hasta 1 cm por debajo del borde.Horneamos durante 1 hora y cuarto o hasta que estén cuajados. 

Como cada horno es un mundo, cada media hora sacaba uno de los moldes para ver cómo iban. Para ello los pinchamos con una brocheta y cuando salga limpia ya estarían.

Una vez hechos, retirar el papel de aluminio y dejar enfriar. Conservar en la nevera hasta el momento de tomarlos.

Para desmoldar, sacar un poco antes de la nevera. Ponemos un plato del revés sobre el molde y damos la vuelta. Con ayuda de un soplete damos un poco de calor a la base y laterales del molde para que se desprenda más rápido. Si no tienes soplete, pasa un cuchillo alrededor del flan para ayudar a que se suelte.

Un flan fabuloso, nada empalagoso, con su cantidad de azúcar justa.

No me acordaba lo rico que estaba, ñammmm...

¡¡A disfrutarlo!!

Conejo en adobo al estilo canario

Todavía no tenía en el blog este plato canario tan tradicional y un fijo en mi casa desde que tengo uso de razón.

Como ya comenté en otra ocasión, en la familia de mi madre siempre hubo cazadores de conejos y cuando se abría la veda, era raro el domingo que mi madre no se traía del campo unos cuantos. El conejo de caza es un poco más duro y necesita más tiempo de cocción que el de granja, pero en cuanto a sabor, el de caza se lleva el premio.

Todavía tengo en mi memoria aquel momento en que mi abuela se iba a la parte posterior de la casa, colgaba los conejos y los limpiaba como el que tiende una colada. Vaya arte tenía, pero mejor apartarte hasta que terminara, porque el olor que desprendían era para morirse, nada más ver lo que estaba haciendo, salíamos "corriendo por patas", como solemos decir aquí.
No teniendo acceso a los de caza, no le hago feos a uno de granja, porque además de ser una carne muy sana, me encanta su sabor y lo trabajamos mucho en casa, ya sea frito, en guisos o en un arroz, como el que tienen en el enlace.

Mi madre siempre lo llamó conejo en adobo, aunque como siempre digo, partiendo de la misma receta, cada uno en su casa tiene sus costumbres y su forma de hacerlo. Es habitual encontrar recetas canarias en la que lo llaman conejo en salmorejo, que básicamente es lo mismo que el adobo. También hay gente que simplemente lo fríe y otras lo guisan una vez salteado, que es como se hace en mi casa.

El adobo lo utilizamos para todo, ya sea carne o pescado, es fantástico el sabor que aporta y además lo podemos tener en la nevera bastante tiempo. Hay que hacer una buena cantidad para que además de macerar la carne, sobre suficiente para añadir al caldero en el momento de cocinar.
Es una receta muy sencilla y como todo adobo, cuanto más tiempo esté el producto macerando en él, más sabor tomará.

Aunque esta receta no es exacta a la de mi madre, ya que ella no le ponía vino blanco, ni laurel, ni guindilla, es la que he terminado haciendo yo y les adelanto que está para chuparse los dedos. Adoro estos guisos que se hacen casi solos, al chup chup, que quedan tan ricos y mojas pan como si no hubiese un mañana.

¡¡Vamos con la receta, que se me hace la boca agua!!
Ingredientes:
  • 1 conejo limpio y troceado
  • 4 dientes de ajo
  • Sal gruesa
  • 1 cucharada de orégano fresco o seco
  • 1 cucharada de pimentón dulce o picante de la Vera
  • 1/4 vaso de vinagre
  • 1 vaso de aceite de oliva virgen extra
  • 1 guindilla
  • 1 vaso de vino blanco
  • 2 hojas de laurel
  • Un buen chorro de aceite de oliva virgen extra para freír el conejo
  • Papas 
Se majan en un mortero los dientes de ajo sin el gérmen con un poco de sal gruesa. Añadimos el orégano y seguimos machacando, añadimos el pimentón, el vinagre y el aceite. Removemos la mezcla y embarramos con ella el conejo. Dejamos reposar al menos 1 hora, mejor si lo hacemos de un día para otro.

En un caldero plano y ancho ponemos aceite, que cubra el fondo, pero sin exceso. Doramos el conejo por tandas, de un lado y de otro, hasta que tome color y pasamos a un plato. Salpica bastante por lo que usa un utensilio largo para dar la vuelta a las piezas.

Una vez frito todo, volvemos a poner el conejo en el caldero, a fuego alto. Añadimos el adobo restante y llevamos a ebullición. Agregamos el vino y dejamos hervir unos minutos para que se evapore el alcohol.
Agregamos la guindilla y el laurel, bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer con el caldero tapado hasta que esté bien tierno. Probamos y rectificamos de sal si es necesario.

Servimos con unas papas sancochadas que es lo típico, en mi casa al menos y listo para comer.

¡¡Una ricura que no pueden perderse!! ¡¡No se olviden el pan, es necesario para no desperdiciar esa deliciosa salsa!!

¡¡A disfrutarlo!!

Vena mechada en salsa al estilo canario

No sé por qué no estaba esta receta en el blog, cuando es habitual en casa desde que tengo uso de razón.

Hay muchas maneras de hacerla, pero esta que les traigo es la que hacía mi madre. Todavía hoy esperamos que sobre para al día siguiente para hacernos un bocata, es de los bocadillos que más me gusta junto con el de pata asada de cerdo. Costumbres muy nuestras que no se pierden con el paso de los años.

La vena mechada en salsa es una receta tradicional de las Islas Canarias, sobre todo en la isla de Gran Canaria. Es una pieza de carne limpia, sin hueso, terminada en puntas, que también recibe el nombre de peceto.

Básicamente sigo haciendo la receta de mi madre, pero con los años he ido introduciendo ingredientes, cosa que a ella no le gusta porque siempre me dice que solo lleva cebolla, ajo y zanahoria, pero a mi me gusta sazonar la carne con un poco de pimienta negra. Además, le pongo laurel y un poco de coñac, aunque siempre que lo pongo me la imagino con las manos en la cabeza y farfullando que la vena no lleva alcohol y no hay más que hablar ni negociar, su palabra va a misa. Tampoco añade agua a la cocción, porque para ella no es un guiso y se tiene que hacer con los propios jugos de la carne, pero yo la añado para acrecentar la salsa. Además, añado chalotas o cebollas francesas, me rechiflan como guarnición. A veces le inyecto un poco de coñac a la carne, queda más sabrosa si cabe. Todo esto es personal, así que pueden incluirlo o no.
Tanto en su forma tradicional, como con los cambios que me gusta hacerle, es una carne tremendamente rica siempre que escojan una pieza bien fresca, del país como la llamamos por aquí, porque si no resultará una carne dura y correosa.

¡¡Sin más vamos con la receta!!

Ingredientes para 6 personas:
  • 1 vena de 1.200 kg (aproximadamente)
  • 12 dientes de ajo
  • 12 chalotas
  • 3 cebollas grandes
  • 4 zanahorias cortadas
  • 2 hojas de laurel
  • Sal y pimienta
  • Aceite
  • 1 chorrito de coñac
  • 1 o 2 vasos de agua
Pelamos los ajos, dejamos 8 enteros y laminamos o trituramos los 4 restantes. Pelamos las chalotas y las dejamos enteras. Troceamos las cebollas. Pelamos y cortamos las zanahorias en rodajas de casi un dedo de grosor.
Con un cuchillo o mechador, hacemos ocho incisiones en diferentes puntos de la pieza de carne e introducimos los dientes de ajo. Salpimentamos la vena, dándole un masaje para que se impregne por todos lados. La atamos con un hilo de cocina o la metemos en una malla.

Ponemos aceite en un caldero amplio y hondo, donde nos quepa la vena entera y a ser posible que no haya que doblarla. Lo ponemos a fuego alto y desde que el aceite esté caliente colocamos la carne y vamos girándola para sellarla por todos sus lados. Una vez sellada, la retiramos a una bandeja.

Bajamos el fuego a la mitad y si hace falta añadimos un poquito más de aceite. Agregamos la cebolla troceada y los cuatro dientes de ajo laminados o triturados. Removemos y dejamos dorar ligeramente.

Volvemos a colocar la carne en el caldero junto con el jugo que haya soltado. Subimos el fuego al máximo y añadimos el coñac, dejamos hervir unos minutos y agregamos las zanahorias, las chalotas, las hojas de laurel, un puñadito de sal gruesa y un vaso o dos de agua, sin que llegue a cubrir la carne.

Cocinamos a fuego bajo durante una media hora o hasta que al pincharla veamos que el líquido no es rosado. A mitad de cocción le damos la vuelta.

Sacamos la carne y la ponemos en una bandeja para que repose. Pasada media hora podemos cortarla del grosor que más les guste.
Puedes sacar las zanahorias y chalotas de la salsa y triturarla el resto o dejarla tal cual. De las dos maneras queda bien.

Ponemos la carne troceada en la salsa y le damos unos minutos a fuego bajo para que se impregne bien.

Acompañarla con unas papas sancochadas o fritas y un buen vino. El éxito está garantizado.

Esta es la última entrada del año, por lo que no puedo despedirme sin desearles lo mejor para el nuevo año que comienza y recuerden:

Para los buenos momentos, gratitud.
Para los malos, mucha esperanza.
Para cada día una ilusión.
Y siempre, siempre, felicidad.
¡¡¡Feliz 2018!!!

¡¡A disfrutar de estos manjares tan exqusitos!!

Cabrito o baifo embarrado al estilo canario

Sin duda este plato tan sabroso es uno de los más tradicionales de nuestra gastronomía y si utilizas buena materia prima, el éxito está garantizado. Se puede preparar tanto al horno como al fuego y de muchas maneras como al ajillo, en salsa o embarrado como se los traigo hoy.

El cabrito o baifo, como lo llamamos nosotros, es la cría de la cabra hasta que deja de mamar. El macho o baifo es el que se mata para comer, ya que a las hembras o baifitas se las reserva para criar.

A las baifitas era costumbre ponerles un lazo rojo al cuello. De niña pensaba que era para que estuviesen más guapas, pero un día mi abuelo me dijo que era para protegerlas, que al ser tan bonitas y pizpiretas, alguien podía hacerles mal de ojo. Mi abuela no creía en eso y se enfadaba con mi abuelo, pero a mí nunca, nunca, se me olvidará aquel día.

La palabra "baifo" está tan arraigada en nuestras costumbres, que para nosotros no solo es un animal, sino que también forma parte de una expresión. No sé de dónde procede, puede ser debido a lo inquietos que son los baifos, pero con mucha frecuencia solemos decir "se me fue el baifo", refiriéndonos a que algo se nos ha olvidado decir o hacer. Es una expresión tan canaria que no la oirás en otra parte. Con los años se me va el baifo de vez en cuando :)
El embarrado es una pasta que se prepara en el mortero o en el almirez (cómo me gusta esta palabra) y con ella se unta la carne y se deja macerar, cuanto más tiempo mejor. El embarrado está tan bueno que te lo comerías mojando pan.

Esta receta se la he visto hacer a mi madre desde que tengo uso de razón y tenía que estar en el blog si o si. Como siempre que hago una receta de mi madre, le doy una pequeña vuelta y añado algunas cosas que van más conmigo, como es la cayena o el vino tinto, ya que ella siempre ha usado vino blanco. Yo prefiero usar vino tinto porque me gusta el color que le aporta a la carne.

Esta carne es fuerte, pero tremendamente exquisita y es un gustazo comerla con las manos. Está tan buena que ni te importarán los churretes que te caen mientras la comes.

Es un plato muy sencillo de preparar y puedes hacerlo con antelación. Como todos los guisos, está mejor de un día para otro.

Aunque hoy en día lo tomamos en cualquier momento del año, en casa era tradición prepararlo para Navidad, así que vamos a vestirlo más elegante que la ocasión lo merece.
¡¡Vamos con la receta!!

Ingredientes:
  • 1.500 kg cabrito fresco, limpio y troceado
  • 8 dientes de ajos
  • 1 o 2 cayenas (opcional)
  • 1 cucharada de comino en grano
  • 1/2 ramillete de perejil fresco
  • 2 cucharadas de pimentón dulce
  • Sal gruesa
  • Vinagre de vino
  • Aceite de oliva virgen extra
  • 2 hojas de laurel
  • 3 ramitas de tomillo fresco o seco
  • 500 ml de vino tinto
  • Papas
  • 2 dientes de ajo
Limpiar bien el cabrito, retirando el exceso de grasa si la tuviera. Si te lo hace el carnicero, tiempo que te ahorras, aunque siempre termines de retirar en casa alguna grasa que no quieras.

La noche anterior preparamos el adobo, ya que debe reposar al menos 12 horas.

Ponemos en un mortero los dientes de ajo sin el germen, las cayenas, el comino, el perejil troceado, el pimentón y un puñadito de sal gruesa. Machacamos hasta obtener una pasta. Agregamos 5 cucharadas de aceite, 1 cucharada de vinagre y removemos. Añadimos el tomillo y el laurel y removemos nuevamente.

Nos ponemos unos guantes de tirar para evitar que se nos queden las manos pringadas y distribuimos el adobo por todo el cabrito, procurando que se impregne por todos lados. Lo ponemos en un recipiente tapado y dejamos en la nevera hasta el día siguiente.
Sacamos el cabrito de la nevera al menos con media hora de antelación y le damos unas vueltas para que se distribuya el adobo.

Freímos el cabrito en aceite por tandas. Según se vaya dorando lo pasamos a un caldero grande y hondo.

Agregamos al caldero el resto del adobo que haya quedado en el recipiente.

Ponemos el caldero a fuego alto y agregamos el vino. Una vez rompa a hervir dejamos unos minutos para que evapore el alcohol. Bajamos el fuego al mínimo y dejamos cocer durante 45-60 minutos. La carne tiene que estar bien tierna.

Una vez pasado el tiempo de cocción, puedes sacar el cabrito a una bandeja y subir el fuego para reducir un poco la salsa. Luego devolvemos el cabrito al caldero.

Freímos papas cortadas en cubos con unos dientes de ajo.

Emplatar y acompañar de un buen vino. No te olvides del pan, la salsa está tan rica que no puede quedar en el plato.

 ¡¡A disfrutarlo!!

¡¡Les deseo una Feliz Navidad!!

Carne de cochino frito en adobo al estilo canario

Esta receta es de esas que, sea el día que sea, sea la temporada que sea, entra sola; primero, por el olor que desprende mientras se fríe y luego por el sabor que le aporta el adobo al cerdo. Es de esos platos que me transportan a mi niñez y siempre se me viene a la cabeza la visión de mi madre dando golpes con su almirez de hierro mientras preparaba este exquisito adobo.

Este plato es muy típico en las islas y se consume como tapa en los bares o como ración acompañado de papas y ensalada.

En casa se acompañaba con papas arrugadas o sancochadas (cocidas). El adobo es el que siempre usa mi madre, tanto para carne como para pescado, como este atún en adobo, en el que también encontrarán la receta de las papas arrugadas. Hay tantas formas de hacerlo como familias pueda haber, cada una le da su toque particular.

Aunque sigo siempre su receta, le doy mi toque particular con el picante, ya que ella nunca cocinaba nada con picante, si lo quería más sabroso añadía más cantidad de ajos, pero en mi casa nunca se usó la guindilla, todo lo contrario que yo, que la adoro y la uso mucho, en más o menos cantidad según el plato que prepare.
Tradicionalmente, el cerdo o cochino frito en adobo como lo llamamos nosotros, no es un plato picante y aunque sienta la tentación de añadir guindilla, intento respetar la receta de mi madre, añadiendo sólo un poquito de pimentón picante ya que para mi gusto queda más sabroso.

Le aseguro que es un plato que una vez lo prueban no lo olvidarán y si lo acompañan con unas papas arrugadas ya es la delicia absoluta.

Es muy sencillo de preparar, así que vamos con la receta.

Ingredientes para dos personas:
  • 500 gr de carne de cochino fresca troceada
  • 4 dientes de ajo grandes
  • Sal gruesa
  • 1 cucharada de pimentón
  • 1 cucharadita de pimentón picante
  • 50 ml de aceite (aproximadamente)
  • 1 chorrito de vinagre de vino tinto
  • 2 cucharadas de orégano seco
  • Aceite de oliva virgen extra para freír
La carne la tendremos troceada, retirando algún exceso de grasa si lo tuviera. Para esta receta es mejor carne de cerdo con grasa entreverada porque es más sabrosa, no queda igual con lomo de cerdo. Los trozos deben ser más o menos iguales, para que se hagan por igual, ni muy grandes ni muy pequeños. La ponemos en un bol.

En el mortero ponemos los dientes de ajos troceados (sin la simiente) y un poco de sal gruesa, machacamos hasta obtener una pasta. Agregamos el pimentón, el vinagre y el aceite poco a poco, mejor ir añadiendo según lo necesitemos. Agregamos orégano al gusto. Removemos.

Probamos y rectificamos según el gusto, si les gusta con más vinagre añadir una pizca; si sabe mucho a vinagre para tu paladar, agregar un poco más de aceite o sal si la necesitara. Mejor siempre añadir los ingredientes de a poco, para no pasarnos.

Agregamos el adobo al bol de la carne y con las manos lo distribuimos hasta que la carne quede bien impregnada. Esto se puede hacer el día anterior y tenerlo toda la noche macerando, pero haciéndolo a primera hora de la mañana, a la hora del almuerzo la carne habrá absorbido bien todo el adobo.
Ponemos una sartén a fuego medio, echamos un buen chorro de aceite, una vez caliente añadimos la carne y con una cuchara de madera removemos hasta que la carne esté bien hecha, pero no seca.

La servimos en una fuente, echando por encima el resto del adobo y aceite que ha quedado en la sartén.

Acompañamos con unas papas arrugadas, ensalada y por supuesto un vaso de buen vino.

El olor que desprende esta carne en adobo impregna toda la casa y, sin probarla, sabes que estará riquísima. Un auténtico manjar.

¡¡A disfrutarla!!

Polvito Uruguayo


Si, ya sé lo que están pensando... tiene guasa el nombre, pero que conste que no se lo he puesto yo!!!

No sabría decirles la procedencia exacta de este postre, aunque por el nombre pueda parecer obvio, no es uruguayo y tampoco es canario porque en mi niñez no existía. Por más que he buscado nadie sabe de donde viene exactamente, pero quizás eso es lo de menos, lo cierto es que lo hemos adoptado y desde hace bastantes años se sirve como postre canario.
De canario tiene los suspiros (merengues) como los llamamos aquí, que adquieren estas formas tan bonitas durante su horneado, en las que podemos distinguir esas vetas más oscuras que saben a caramelo.
Provienen de un pueblo del norte de la Isla, que además es el lugar donde nació mi padre y los canarios nos referimos a ellos como suspiros de Moya.

Cuando era pequeña, no se encontraban en las tiendas como ahora, sino que teníamos que ir directamente a casa de la señora que los hacía. Nada más traspasar la puerta el olor a suspiros y bizcochos recién horneados era impresionante.
Era muy típico y algunos familiares míos lo siguen haciendo, que con motivo de cualquier acontecimiento, tanto bueno como malo, la gente del pueblo cuando visitaba a otros vecinos, familiares o amigos les llevaran un paquetito de estos suspiros o bizcochos como regalo.

Yo hice mis propios suspiros para comparar, pueden verlos en las fotografías de las copas, pero tengo que decir que los de Moya son mejores y son los que he utilizado para la receta, tienen un sabor característico que es imposible conseguir en casa, además de esas vetas acarameladas que son una preciosidad.
Por otra parte, está el dulce de leche o caramelo como lo llamamos nosotros y que tampoco lo comprábamos, se hacía en casa poniendo latas de leche condensada cubiertas de agua al fuego durante horas y horas. Tantas, que la espera a que enfriaran y poder meter la cuchara como posesos en aquellas latas de caramelo se hacía interminable.

Nunca olvidaré aquel día que oímos un estruendo y corrimos a la cocina, las latas habían explotado y el caramelo estaba por todas partes, no había un lugar a donde no hubiese llegado, lo que nos pudimos reír, todavía hoy se lo recordamos a mi madre y se echa las manos a la cabeza.
En los restaurantes que lo he tomado me he encontrado con dos versiones. En una de ellas, la base de galletas está mezclada con mantequilla derretida o dulce de leche por lo que queda una base más compacta y en la otra la galleta estaba suelta. Tanto con una base como con otra, siempre presentan el postre con dos o tres capas cada ingrediente. Las dos versiones están buenísimas, pero la versión que les traigo hoy es la más ligera, al llevar sólo una capa de cada. No voy a engañarles haciéndoles creer que esta versión engorda menos, nooo, pero al no llevar mantequilla y menos capas de todo, la hace menos pesada. Las cantidades son orientativas, todo depende de lo cargadas que vayan las capas.

Si además quieren hacer este postre en formato tarta, les dejo el enlace al blog de mi amigo Iván, La Cocina de un Solitario que tiene una receta estupenda.

Ingredientes aproximados para dos copas:
  • 6 galletas tipo maría o digestive
  • Dulce de leche al gusto
  • 200 gr de nata para montar
  • 3 suspiros de Moya o merengues grandes
  • 1 cucharada de azúcar para montar la nata
Con antelación a la preparación del postre, metemos en la nevera el bol donde vamos a montar la nata. También la nata debe estar bien fría, esto hará que monte más rápido.

Por otra parte, sacaremos de la nevera el dulce de leche. Si como en mi caso, este viene envasado en tarrina, pasamos la cantidad que vayamos a usar a una manga pastelera y la dejamos a temperatura ambiente. El ponerlo en una manga nos facilitará la tarea de llenar las copas, pero si es dulce de leche en bote no hace falta la manga pastelera. Eso sí, en cualquiera de los dos casos debe estar a temperatura ambiente para manejarlo mejor.

Trituramos las galletas hasta convertirlas en polvo y procedemos igual con dos de los suspiros.
Montar nuestro postre es muy sencillo. Ponemos una cucharada de galleta triturada, una capa de dulce de leche, una capa de suspiros triturados, una capa generosa de nata. Troceamos con las manos el suspiro restante y terminamos decorando con un poco de galleta triturada y los trozos de suspiros. Mantenemos en la nevera hasta el momento de tomar.

Como verán no tiene ciencia ninguna. Es muy fácil y el resultado es fantástico.

Introducir la cuchara hasta el fondo de la copa y traernos en cada cucharada un poco de cada ingrediente es un auténtico placer.

A disfrutarlo!!!

Vieja a la espalda


Aunque no es exclusiva de nuestras aguas, porque se pueden encontrar desde el sur de Portugal y Golfo de Cádiz hasta Senegal, Azores, Madeira y Cabo Verde, la vieja canaria es uno de los peces más emblemáticos de las islas.  Es un pez de carne blanca, cuerpo alargado, cola redondeada y una boca que parece un pico de loro. De hecho, el nombre oficial comercial de la vieja canaria es "loro viejo" y comúnmente se la denomina vieja colorada si es hembra o vieja gris, parda, etc, si es macho.

Como digo, tienen un colorido muy llamativo, desde el gris al rojo, dependiendo del sexo, siendo las hembras las más rojizas.

Aquí pueden ver una muestra del colorido tan bonito que tienen, incluso las grises puede variar su tono entre verde, marrón y rojizo, tanto las viejas hembras como los machos son preciosas y saben aún mejor.
Suele encontrarse en los fondos rocosos de las Islas Canarias, sobre todo donde hay algas y se alimentan de cangrejos y otros invertebrados.

Su sabor es muy peculiar y su carne es poco firme. Es baja en grasa, hipocalórica y rica en proteínas, minerales y ácidos grasos esenciales.

Podemos prepararla sancochada (cocida), que es la manera más típica. Al ser un pescado tan delicado, su cocción también lo es, por lo que se introduce en agua hirviendo con verduras (pimiento, cebolla, tomate, ajo, perejil, sal) y como no hay un tiempo de cocción exacto, dependerá del tamaño del pescado, eso sí, no podemos quitarle el ojo mientras se sancocha.
También se suele preparar frita, a la espalda, bien en la sartén o al horno, encebollada o para hacer pasteles de pescado.

Aunque de todas las maneras resulta exquisita, cómo más me gusta a mí es a la espalda, con la piel churruscadita, pero la carne muy tierna.

Acompañada de unas papas arrugadas y un mojo verde es un plato excelente!! Las recetas de estos acompañamientos los pueden ver pinchando en los enlaces.

Ingredientes para dos personas:
  • 2 Viejas
  • Aceite de oliva virgen
  • Sal
  • Perejil picado al gusto
  • Ajo picado o laminado al gusto
Como verán la lista de ingredientes es mínima. ¡¡¡Vamos a ver cómo la preparé!!!

Le pedimos al pescadero que nos limpie y prepare el pescado entero abierto como un libro. Solemos dejar las escamas, porque así se destroza menos la piel.
Salamos ligeramente el pescado y en una sartén caliente con un poco de aceite, lo colocamos con la piel hacia abajo, a fuego medio-alto. Lo dejamos hacer sin tocarlo hasta que la carne esté blanca.

Mientras tanto picamos ajo y perejil, esto es al gusto de cada uno, si les gusta con bastante ajo o con menos y con mucho o poco perejil, ponemos aceite en una sartén, la suficiente para las piezas de pescado que vayamos a preparar, cuando esté caliente añadimos el ajo y perejil picados, doramos ligeramente y si es necesario levantamos la sartén del fuego y removemos, porque con el calor que tiene el aceite se terminan de dorar y en el momento que veamos que la carne del pescado ya está blanca repartimos sobre el pescado. Así de sencillo y así de rico, ya sólo falta comerlas, acompañadas de un vino blanco fresquito y estas papas maravillosas y su mojo verde. 

Un manjar de dioses!!!

A disfrutarlas!!!

Mojo verde canario

¡¡Que levante la mano quien no haya oído hablar del mojo canario!! Qué les puedo contar que no sepan? Ya saben que es una salsa típica canaria, que es ideal para usar con pescados, carnes o simplemente con papas. A cualquier plato le sienta de maravilla esta salsa tan exquisita. 

Hoy les traigo el mojo verde, que habitualmente utilizamos como acompañamiento de pescados y/o papas arrugadas o sancochadas.

Ya se sabe que cada maestrillo tiene su librillo y este es el que hacemos nosotros. Puede haber tantas formas de hacerlo como personas viven las islas. Puede utilizarse la batidora de mano, desde luego es más rápido, pero ni el color ni la textura es la misma. Aunque es un poco más trabajoso, siempre recomiendo hacerlo en el mortero, es como se hacía antes de tener tantas máquinas y a mí me encanta encontrarme tropezones de todos los ingredientes.

Al contrario que el mojo rojo, el verde no es picante, el sabor fuerte lo aporta el ajo, así y todo se puede añadir un poco de pimienta negra recién molida si así lo desean.

Este mojo verde lo publiqué inicialmente en octubre de 2013, pero por motivos que ahora les cuento he tenido que editar esta entrada a día 28 de mayo de 2020.

Les pongo en antecedentes.
En mayo de 2013 asistí en Madrid a una quedada de bloggers, donde por fin pude poner cara a tant@s conocid@s y tuve la gran suerte de ser agraciada con el premio a la mejor receta, mis papas arrugadas con mojo fueron un éxito. Desde ese día me pidieron que publicase la receta porque quedaron encantados. Por una cosa o por otra no vio la luz hasta que Tito se puso en contacto conmigo.

No se pueden imaginar la ilusión que me hizo cuando me invitó a participar en su blog, Las salsas de la vida, con este mojo verde. Fue una experiencia estupenda.


En su blog, además de infinidad de salsas estupendas, había una sección en la que se daba a conocer a un blogger y una de sus salsas preferidas. En esa sección no solo se publicaba la receta sino también una pequeña entrevista al blogger invitado.


Desgraciadamente "Las salsas de la vida" dejó de publicar hace mucho y aunque hasta hace muy poco se podía entrar y ver las recetas, ahora está cerrado definitivamente.


En la entrada de 2013 de mi blog, solo había una foto y una pequeña mención al mojo y les dirigía al blog Las salsas de la vida para ver la receta y la entrevista, por lo que he considerado que era una pena que se perdiera aquella publicación, una receta canaria no puede faltar en el blog.


Por todo esto, edito esta entrada para que todo quede aquí, bien guardadito y puedan acceder sin problemas tanto a la receta como a la entrevista, que a pesar de los años que han pasado sigo pensando igual.


¡¡Vamos con la receta y luego con la entrevista!!
Ingredientes para 3 personas:
  • 3 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de postre de comino en grano
  • 1 cucharadita de cafe de comino en polvo
  • Sal gruesa
  • 12-14 gr de miga de pan (usamos del día anterior)
  • 1 ramillete de perejil
  • 1/4 parte de un ramillete de cilantro
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • 20 ml de vinagre de vino blanco
Comenzamos pelando los ajos y quitando la simiente. Troceamos y agregamos al mortero, junto con una pizca de sal gruesa, los cominos en grano y el comino en polvo. Machacamos hasta que esté molido. Es mejor empezar con poca sal e ir rectificando durante el proceso.

Lavar el cilantro y el perejil, retirar los tallos más gruesos, trocear y añadir al mortero.

Seguimos machando todo hasta formar un pasta.

Agregamos la miga de pan troceada junto con una pizca de sal para facilitar el machacado.

A continuación añadimos el aceite y el vinagre, removemos con el mismo mazo del mortero o una cuchara hasta que esté ligado. Cuando dejamos de remover es normal que el aceite suba a la superficie.

Este es el momento de rectificar de sal, comino o miga de pan en caso de quererlo más espeso, pero no es una crema, así que no pasarse con la miga.

Hacer una prueba mojando un poco de pan. No debe saber avinagrado, debe haber un equilibrio entre el aceite y el vinagre. En caso de saber mucho a vinagre, rectificar añadiendo un poquito de aceite. Es mejor quedarse corto de vinagre al principio y añadir al final.
Con estas cantidades no hizo falta rectificar de sal, pero sí añadí un poquitín más de aceite, una pizca de comino molido y unos granos de comino entero porque nos gusta encontrarlos al tomarlo.

Al no llevar agua se conserva en la nevera durante mucho tiempo, por lo que les aconsejo que hagan bastante cantidad y tenerlo a mano para cualquier ocasión, tanto para acompañar un pescado, papas o simplemente para mojar pan.

¡¡Les aseguro que nunca sobra!!

¡¡Una delicia que no pueden dejar de probar!!

Y vamos con la entrevista.

Un hobby: Hacer punto


Un deporte: La natación


¿Con qué personaje histórico te identificas? Con ninguno


¿Cantas en la ducha? No


Un libro de cocina: Uff, tengo muchos preferidos, pero cualquiera de Jamie Oliver


Un blog extranjero: Cannelle et Vanille


Una blogger: Mai de Hierbas y Especias


Una foto: Hay muchas que me encantan, pero esta me parece preciosa


Nombre y un apellido: Teresa Quesada

Lugar de nacimiento: Las Palmas de Gran Canaria-Gran Canaria

Lugar donde vives actualmente: el mismito, no me he movido de aquí, se vive tan bien, aún así siempre tengo la maleta hecha

Una ciudad: Madrid

Una novela: El Hereje

Una película: Memorias de África


Una serie de mi juventud: Los Hombres de Harrelson, jajaaa, ahora mismo sigo Scandal


Una canción: Se me olvidó otra vez, de Juan Gabriel, pero me gusta más la versión de Maná


Un héroe de la infancia: El capitán Trueno


Un viaje deseado: Cualquiera, como ya dije siempre tengo la maleta hecha para salir disparada


Una virtud: Dicen que tengo muchas, responsable, superación, buena gente... Si elijo yo me quedo con la última


Un defecto: No sé si es un defecto, pero soy muy exigente


Un vicio: Muy malo, fumar

Tu mayor miedo: Las enfermedades largas


¿Por qué sufres? Por la pérdida de los seres queridos


¿Qué te hace sonreír? Todo, si tengo que decir una sola cosa sería que se me dibuja una sonrisa boba ante una puesta de sol


¿Qué te llevarías a una isla desierta? Jajaaa, ¿Una sola? ¿Sin cobertura? Entonces me llevaría un libro


¿Quién te gustaría ser en otra vida? Un perro, tan bien cuidadas y mimadas como las mías, que buena vida llevan las tías

Una coletilla: Ya veremos, sobre todo cuando no sé que contestar en ese momento...


Una frase: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

Una receta de tu blog: Todas, si no no estarían publicadas, por su significado para mí, elijo la empanada de batallón

Tu plato preferido: La tortilla de papas


Tu salsa preferida: Qualquiera que sea picante


Tu ingrediente fetiche: El gengibre


¿Carne o pescado? Ambos, según el momento, pero vale..., uno solo, pues pescado


¿Dulce o salado? Salado


¿Mojo verde o mojo rojo? Rojo


Un restaurante: En mi tierra el Allende, en Madrid, el Annapurna y normalmente mi casa, como en ella no se come en ninguna parte 

Un chef: Subijana


Un blog nacional: Esto es difícil, no, lo siguiente, hay muchos que me encantan, pero si tengo que elegir solo uno me quedo con "Hierbas y Especias"

¡¡Espero que hayan disfrutado tanto de la receta como de la entrevista y si hacen este maravilloso mojo, no se olviden de contármelo!!

Tortitas de calabaza

Otra vez lunes!!! Las semanas pasan volando y parecen que las horas sean minutos que se me escapan sin saber cómo, qué locura, ya quisiera tener más tiempo para hacer todo lo que tengo en mente.

En el caso de esta tortitas o tortillas de calabaza, no van a perder mucho tiempo, se hacen en un plis-plas, vienen bien en cualquier momento, sea verano o invierno y están tan buenas que con una no te bastará.

Un postre casero exquisito y una forma estupenda para que los más pequeños tomen un aporte extra de verdura, incluso para los más reacios porque no se darán ni cuenta que la lleva.

No me atrevo a decir que sea una receta tradicional canaria, aunque la conozca desde que tengo uso de razón, pero sí que es una receta tradicional en casa. ¿Y ustedes? ¿Las han probado alguna vez?

¿Suelen hacerlas así?
En casa es habitual tomarlas de postre cuando hacemos potaje, al igual que las tortillas de carnaval que publiqué hace tiempo, aunque por supuesto la podemos hacer en cualquier ocasión.

Supongo que por comodidad y al ser tantos en casa, para mi madre eran perfectas como acompañamiento, porque con el mismo trabajo mataba dos pájaros de un tiro, sólo tenía que añadir más calabaza al potaje para hacer las tortillas.

Al estar cocinada de esta manera tiene un sabor especial, mucho más sabrosa que guisarla de manera independiente, así que prueben a poner una pieza de calabaza en sus potajes o caldos y aprovecharla para otras preparaciones.

Por supuesto puede cocinarse la calabaza por separado, tanto en el horno, como al vapor y en un momento tienen un postre exquisito.

La miel con las que solemos acompañarlas es la miel del león o miel de caña. La miel del león no es miel, eso lo supe ya de mayor, pero es con la que acompañamos todo y nos hemos criado con ella.

En realidad es un sirope que se usa aquí desde hace muchos años, herencia del paso de los ingleses por la Isla. El nombre con el que lo adoptamos proviene del león que aparece en el bote.

Sin más les dejo con la receta, es bien sencilla y les aseguro que repetirán si las prueban!!!
Ingredientes:
  • 300 gr de calabaza
  • 2 huevos
  • 30 gr de leche
  • 1 cucharada de anís
  • Ralladura de 1 limón
  • 250-300 gr de harina aproximadamente
  • Miel de caña o la que prefieran
En un bol ponemos los huevos, la leche, la calabaza triturada y el anís. Batimos todos los ingredientes y comenzamos a agregar harina hasta que quede una pasta consistente, pero no dura, como ven en la imagen superior. Veremos que tenemos el punto cuando al coger una cucharada no chorrea, si queda muy líquida podrían quedar crudas en el interior al freírlas.
Con el aceite bien caliente, vamos poniendo cucharadas de masa en la sartén, damos vueltas constantemente para que se cocine bien el interior y a la vez procuramos que no se quemen. Pasar a un plato con papel absorbente y listas para comer.

Son ideales tanto calientes como frías, a más de uno en casa le gustan más al día siguiente.

Un buen chorrete de la miel que más le guste y a disfrutarlas!!!

Pescado en salsa jerez?

Hoy les traigo otro plato tradicional de casa, de los que recuerdo comer durante toda mi vida. Al preguntarle a mi madre cómo lo preparaba ella, me dice "ah, te refieres al pescado en salsa jerez" y yo tan ingenua le digo que no recuerdo haberla visto nunca cocinando con jerez y tan pancha me dice que no lleva jerez sino vino, pero que siempre lo ha llamado así, imagínense mi cara, casi me parto, "misterios sin resolver", esto es más o menos como llamarse Eduvigis y te hagas llamar Loli. 
Bromas aparte, esta receta familiar no podía faltar en el blog, porque cada vez que pienso en ella es ver la cara de mi madre, así que a ella va dedicada!!
Un plato sano, sencillo y sabroso, con una salsa exquisita, para mojar pan y no parar.
Me gusta mucho esta receta porque en un momento tienes un plato de lo más completo a la mesa que hará las delicias de la familia!!
Sin más vamos a ver qué necesitamos!!!
Ingredientes:
  • 1/2 kg de pescado en tacos o rodajas 
  • Harina 
  • 1 cebolla grande
  • 5 dientes de ajo 
  • sal fina y gruesa 
  • Pimienta negra molida
  • 1 manojo de perejil 
  • 1 vaso de vino blanco 
  • azafrán 
  • Papas
Utilizamos el pescado que más guste en casa, en este caso he utilizado tacos de corvina, porque es un pescado que no se deshace tanto en la cocción, pero unas buenas rodajas de cherne o merluza quedan estupendas con esta salsa.
Salpimentamos el pescado, pasamos por harina, sacudimos el exceso y freímos en un caldero, con un poco de aceite, ligeramente, vuelta y vuelta. Pasamos a una fuente con papel absorbente y reservamos.
En la misma aceite donde hemos pasado el pescado pochamos la cebolla, que habremos cortado previamente, según les guste, más o menos grande, en mi caso pequeñita, a fuego medio-bajo, añadimos un poquito de sal gruesa.
Mientras tanto, en un mortero machacamos los dientes de ajo sin la simiente, con el perejil y una pizca de sal gruesa. Reservamos.
Cuando veamos que la cebolla esté comenzando a dorarse, añadimos el azafrán en hebras, doramos ligeramente. Colocamos el pescado sobre la cebolla, agregamos el majado que teníamos reservado, el vino blanco, le damos un hervor y apagamos el fuego. Como el aceite tiene restos de harina de freír el pescado, normalmente no necesita añadir más, pero si quieres que la salsa tome más cuerpo, disuelve una cucharadita de harina en un poco de agua fría, añádela a la salsa y posteriormente le damos el hervor.  Comprobar el punto de sal y rectificar si es necesario. Si te gusta con un toque picante puedes añadir una cayena junto con la cebolla, le viene genial, pero no es imprescindible.
Este plato gana en sabor con el reposo, por lo que es perfecto tenerlo preparado de un día para otro, llegar a casa y sólo tener que calentarlo es un lujo.
Como guarnición puedes utilizar arroz o papas sancochadas (cocidas), aunque como plato único, con la buena compañía de una ensalada es perfecto.
En este caso, lo he presentado con las papas laminadas, sólo hay que freírlas y añadirlas antes que el pescado.
Presentar con un poco de perejil picado.
Rápido, sencillo y rico a más no poder, que más se le puede pedir?? 
Sólo queda disfrutar!!

Sopa de pollo y ropa vieja

Hoy les traigo doble ración!!!
Es tradición en casa hacer el caldo de pollo y carne en cantidades industriales, para después aprovecharlo para sopa, caldo para arroces, etc.
Por otro lado, con la carne que hemos utilizado para el caldo, solemos hacer croquetas o ropa vieja.
Cada vez que mi madre hacía la ropa vieja le hacíamos la ola y sigue sucediendo hoy en día, nos vuelve locos a todos.
Es trabajoso, se ensucian muchos cacharros, pero cuando tienes el plato delante te olvidas de todo lo anterior.
El caldo, como todos, es muy sencillo, todo al caldero y esperar a que se cocine la carne, no entraña ningún misterio.
Una vez colado, hacemos la sopa, la acompañamos con garbanzos, fideos y una ramita de hierbabuerto (hierbabuena).
Recuerdo que cuando éramos nueve a comer en casa, mi madre directamente añadía el hierbabuerto y el colorante al caldo, porque todo el que hacía lo iba a utilizar para sopa.
Hoy en día, yo prefiero hacer el caldo neutro, así lo puedo utilizar para cualquier otra cosa sin que tenga el sabor potente del hierbabuerto.
Una vez colado, aparto el que quiero para sopa y el resto lo congelo.
Cuando me apetece, descongelo y preparo la sopa, no hay nada como una plato calentito para reconfortarse!!!
En cuanto a la ropa vieja, no es más que una mezcla de restos de la sopa, carne, garbanzos, zanahoria y papas fritas en cuadros. Una estupenda y deliciosa comida de aprovechamiento, un clásico en mi casa, que gusta tanto, que en ocasiones he tenido que hacerla directamente, cocinando la carne con la fritura.
Hay veces que la hago sólo de carne y otras veces mixta, como la de hoy.
Voy a contarles como se hace en casa!!!
Ingredientes para el caldo y sopa:
  • 1 cebolla
  • 1/2 pimiento verde
  • 1 tomate grande
  • 1 cabeza de ajo
  • 1 puerro
  • 2 zanahorias
  • 1/2 pollo
  • 1/2 carne de ternera
  • 1/2 kg de garbanzos (habrán estado de remojo 24 horas)
  • Fideos nº 0
  • Hierbabuerto
  • Azafrán
  • Sal
Ingredientes para la ropa vieja:
  • 1 cebolla
  • 3 dientes de ajo
  • 1 pimiento verde
  • 3 tomates grandes maduros
  • Sal al gusto
  • 1 cucharada de tomillo
  • 1 hoja de laurel
  • 1 vaso de vino blanco
  • 1 cucharadita de azafrán
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
  • pollo troceado
  • ternera troceada
  • garbanzos cocidos
  • zanahoria cocida troceada
  • papas fritas cortadas en cuadros
Comenzamos haciendo el caldo. Yo suelo hacerlo todo en crudo. Lavamos bien la verdura y la carne, pelamos las zanahorias y la cabeza de ajo. Introducimos en el caldero la cebolla, puerro, pimiento y tomate partidos a la mitad; la cabeza de ajo y las zanahorias enteras. A continuación agregamos la carne, cubrimos bien de agua y cuando rompa a hervir añadimos los garbanzos. Desespumar al principio de la cocción y no tocar hasta que los garbanzos estén cocidos. Si durante la cocción nos vamos quedando sin agua, siempre agregar agua hirviendo. Nunca removeremos con ningún utensilio, en cualquier caso, le damos un meneo al caldero. Cada media hora bajamos un poco el fuego, hasta que veamos que los garbanzos están tiernos.
Una vez terminado, dejamos enfriar para retirar con facilidad la grasa que queda en la superficie.
Después colamos, yo lo hago hasta dos veces por un colador fino, para que todas las impurezas queden atrás. Ponemos en una bandeja la carne, garbanzos y zanahoria, reservamos para más adelante.
Ponemos el caldo en botes esterilizados y congelamos para lo que nos haga falta.
Con una parte del caldo hacemos la sopa.
Ponemos el caldo en un caldero junto con la cantidad de garbanzos que les apetezca, cuando rompa a hervir añadimos los fideos finos, un puñado por persona aproximadamente, según les guste más o menos espesa. Agregamos azafrán, sal al gusto y una rama de hierbabuerto. También se le puede añadir pollo troceado, a los niños les encanta.
Servir con una rama de hierbabuerto.
Para hacer la ropa vieja, troceamos la carne y zanahoria que teníamos reservada y seleccionamos la cantidad de garbanzos que vamos a utilizar. A mí me gusta poner de más y congelar para otras preparaciones. Debe haber un equilibrio en la cantidad que ponemos de cada ingrediente, que no haya miles de garbanzos y poca carne.
Troceamos las papas, freímos con un poco de sal y reservamos.
En un caldero plano y bajo, hacemos un sofrito con la cebolla, ajos, pimiento y tomate, de la manera habitual, debe ser abundante porque todo lo demás está cocido y apenas tiene sabor. Le agregamos sal, tomillo, laurel, azafrán, pimentón y un vaso de vino blanco, subimos el fuego hasta que hierva para evaporar el alcohol y agregamos los garbanzos y la carne, bajamos el fuego a la mitad, rehogamos diez minutos con la fritura para que absorban el sabor. Probamos y rectificamos de sal si es necesario. Por último agregamos las zanahorias y las papas fritas. En este punto, mezclamos con cuidado todos los ingredientes para que no se nos hagan picadillo, (si les gusta más caldosa, podemos añadir un poco de caldo) mantener 15 minutos a fuego bajo para que se unifiquen los sabores y ya está lista para servir.
Sólo queda disfrutar como enanos con estos platos tan sabrosos!!

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