Guiso rico de judías blancas o alubias con longanizas

Hay que aprovechar antes de que llegue el calor sofocante para seguir tomando platos de cuchara y estos días de lluvia que estamos teniendo son perfectos para disfrutar de este guiso tan rico con una materia prima sencilla, económica y con un resultado delicioso.

Siempre trabajo con productos frescos y donde haya una buena judía fresca que se quite lo demás, pero hay muy buenos productos en conserva y soy de las que siempre tengo algún bote en la despensa, porque más de una vez me saca de un apuro. En este caso unas estupendas judías (alubias) blancas, bien grandes y carnosas.

Aquí las llamamos judías blancas, porque a las judías verdes redondas las llamamos habichuelas y en muchos lugares son alubias, ¿cómo las llaman donde vives?
Si a estas judías blancas unimos unas longanizas frescas, más un poco de aquí y otro de allá, el resultado no puede ser mejor. Ya verán que a cada cucharada que tomen dirán qué rico está esto y no pararán hasta dejar el plato limpio como una patena, así que no se olviden del pan.

Sin duda lo repetiremos porque es de esos platos que fruto de la improvisación llegan para quedarse.

Ingredientes:
  • 1 bote de judías grandes (unos 400 gr ya escurridas)
  • 1/2 kg de longanizas frescas
  • 1 cucharada de manteca de cerdo
  • 2 cebollas
  • 1 zanahoria
  • 1 chile rojo
  • 1 cabeza de ajo
  • 2 ramitas de romero
  • 400 gr de tomate triturado
  • 1 vaso de vino tinto
  • 1 vaso de agua
  • 1 cucharadita de pimentón dulce
  • 1 chorrito de reducción de vinagre Pedro Ximénez
Ponemos las judías en un colador grande y lavamos bajo el grifo hasta que el agua salga limpia. Dejamos escurrir hasta el momento de usar.

Como es un guiso que hemos terminado en el horno, usaremos una cocotte o cazuela de hierro, una cazuela de barro o en su defecto usar una cazuela normal y seguir toda la cocción al fuego.

En una cocotte o cazuela de hierro ponemos la manteca y una vez derretida, agregamos las longanizas, doramos, retiramos a un plato y reservamos.

En la misma grasa que han dejado las longanizas y la manteca, sofreímos la cebolla cortada en juliana, agregamos la guindilla picada en juliana fina, la zanahoria cortada en dados pequeños y la cabeza de ajo cortada por la mitad.
Cortamos las longanizas en porciones de unos tres centímetros y añadimos a la cazuela. Agregamos el pimentón, rehogamos con el resto y añadimos el tomate triturado, el vino, el agua, las judías, una rama de romero, un poco de sal y removemos todo. Llevamos a ebullición para que se evapore el alcohol y mantenemos cociendo tapado a fuego medio durante media hora.

Precalentamos el horno a 180º.

Transcurrida la media hora, rectificamos de sal si es necesario, quitamos la rama de romero que ya ha hecho su función y añadimos la otra rama, pero esta vez deshojada y picadita, lo repartimos por encima y metemos la cazuela en el horno sin tapa durante veinte minutos.

Si no usan el horno, cocinar al fuego hasta que tengamos un caldo bien meloso.
Pasado el tiempo, apagamos el horno, tapamos la cazuela y dejamos reposar dentro del horno unos 10 minutos.

Sacamos la cazuela del horno, retiramos la cabeza de ajo y agregamos la reducción de vinagre, removemos y listo para servir y degustarlo en todo su apogeo.

Les aseguro que les encantará tanto como a nosotros, un guiso de soltar la lagrimita y como les decía, no pueden olvidarse del pan.

¡¡¡A disfrutarlo!!

Garbanzos con espinacas

Ya les he contado en otras ocasiones lo que me gustan los platos de cuchara y antes de que llegue el calor infernal del verano sigo aprovechando la mínima para tomarlos, así que estos días de lluvia que estamos teniendo son perfectos para la ocasión, cosa rara por estas fechas, todo sea dicho, porque nos está cayendo toda el agua que tenía que haber caído meses atrás, hasta los refranes vienen con retraso!!! Aquello de "en abril aguas mil" parece en estos momentos una tomadura de pelo, pero ya sabemos lo contradictorios que son los refranes y mejor no guiarnos por ellos, porque acabaríamos majaras!!!

Este guiso no es tradicional en casa, no sé el motivo por el que mi madre nunca usaba espinacas en sus recetas, supongo que era un ingrediente que no se utilizaba porque no encajaba en nuestro recetario, pero a mí me encantan de todas las maneras y hoy forman parte del mío.
Por otra parte, las legumbres son tan buenas y tan amigas de acompañamientos, que con cualquier cosa están buenas, así que con un buena ración de este plato tan completo no necesitas nada más que un buen trozo de pan.

Suelo tener garbanzos cocidos congelados, pero si no es así, bien valen de bote. Lo mejor de este plato, además de lo sabroso que está, es lo rápido que se hace. Ideal para hacerlo de un día para otro.
Que bueno llegar de trabajar, darle un hervor y ponerse a comer, una delicia que te deja el cuerpo "arreglao".

Sin más vamos a por la receta!!!

Ingredientes:
  • 1/2 kg de garbanzos cocidos
  • 2 manojos de espinacas
  • 100 gr de jamón en tacos
  • 2 dientes de ajos
  • aceite de oliva
  • pimentón dulce y picante al gusto
  • 1 chorrito de vinagre de vino
  • sal
  • agua
En un caldero ponemos un poco de aceite con el jamón, rehogamos ligeramente. Añadimos las espinacas lavadas, los garbanzos y un poco de sal, rehogamos con el resto y cubrimos de agua. Llevamos a ebullición, mantenemos a fuego medio durante 10 minutos para que reduzca el caldo y bajamos el fuego.

En una sartén doramos los ajos laminados, sin simientes, apartamos del fuego, cuando baje la temperatura del aceite añadimos los dos tipos de pimentón y el vinagre, removemos y volcamos dentro del caldero. Le damos otro hervor y mantenemos  a fuego bajo hasta que tenga la consistencia que más nos guste. Rectificar de sal si fuese necesario.

Sólo queda emplatar y acompañar de un pedazo de pan o dos..., dejarán el plato más limpio que una patena.

¡¡A disfrutar!!

Rehogado o rebogado de arvejas

Si hay algo que me gusta de esta época del año es la cantidad de platos de cuchara que puedo tomar; con la llegada del fresquito es cuando más me apetecen, siento debilidad por este tipo de comidas, no sé si es nostalgia o porque los potajes, rebogados o caldos son los platos que más me reconfortan.

Nos solemos referir a rebogados o rehogados cuando el ingrediente principal del caldo son las legumbres y en determinadas ocasiones van acompañados de chorizo, jamón, morcilla o beicon. No he encontrado ninguna referencia al por qué nosotros le llamamos rebogado.

El que les traigo hoy lo preparaba mi madre cuando éramos pequeños, pero con el paso del tiempo lo dejó de hacer porque a algunos de mis hermanos les gustaba y a otros no y ella no soportaba ver malas caras después de haber estado toda la mañana planificando y preparando el almuerzo.

Las arvejas, chícharos, guisantes, tirabeques o bisaltos, parecen prácticamente lo mismo, con pequeñas diferencias, tanto por la forma de las vainas o semillas, que según su variedad unas son más lisas y redondeadas y otras más rugosas y planas o por su procedencia, que según el lugar se les denomina de una manera u otra. De siempre las he llamado arvejas cuando son frescas y están todavía en la vaina, sin embargo, cuando los compro desgranados, ya sea en lata o en bolsa, les llamo guisantes, no me pregunten por qué, pero después de varias consultas descubro que no iba muy desencaminada, ya que la arveja es la planta (de la familia de las leguminosas)  y el guisante es la semilla.
Curiosamente, el guisante es de las legumbres más populares y los más consumidos son los que se comercializan en lata o congelados. Sin embargo, el guisante fresco, recién desgranado, es especialmente suculento, ligeramente dulce, se puede consumir crudo y es perfecto para congelar.

Hacía años que no desgranaba arvejas y fue verlas y lanzarme a comprarlas para preparar este plato tan exquisito, con mi toque picante (no lo puedo evitar), que sé que mi madre no aprueba, pero que a mi gusto realza aún más el sabor de los guisantes, ya que de por sí son un poco sosos.

Sobra decir que este plato se puede preparar con guisantes congelados.

Vamos a ver qué necesitamos!!!

Ingredientes:
  • 1 kg de arvejas 
  • 1 cebolla
  • 1 puerro
  • 3 dientes de ajo
  • sal
  • 1 pimiento verde
  • 2 tomates maduros
  • Azafrán
  • 1 cayena
  • pimienta negra recién molida
  • 1 cucharadita de tomillo
  • 1 hoja de laurel
  • 1 vaso de vino blanco
  • agua
  • 2 papas
  • 2 huevos duros
  • jamón en tacos para decorar
Comenzamos desgranando las arvejas. Lavamos y escurrimos los guisantes. Reservamos.

En caso de utilizar guisantes congelados agregarlos sin descongelar.

Cortamos la cebolla, puerro, dientes de ajo, pimiento y tomates en dados pequeñitos. En el mismo caldero donde vamos a hacer este rebogado/guiso, ponemos aceite a fuego medio-bajo y comenzamos a hacer la fritura de la manera habitual: primero la cebolla, puerro y ajos, con un poco de sal; cuando estén ligeramente pochados estos ingredientes añadimos el pimiento, seguimos pochando y añadimos el tomate; agregamos el azafrán, la cayena, un poco de pimienta negra recién molida, tomillo y laurel, removemos y mantenemos hasta que se ablande el tomate, removiendo de vez en cuando y con cuidado de que no se pegue, si hace falta bajar más el fuego.

Una vez la fritura lista, añadimos el vino blanco y llevamos a ebullición para que se evapore el alcohol. Agregamos los guisantes y las papas cortadas en dados pequeños (yo las desgarro al cortar para que almidone un poco el caldo), rehogamos con el resto y cubrimos con agua. Mantenemos diez minutos hirviendo, rectificamos de sal si es necesario y seguimos cocinando a fuego bajo durante aproximadamente 20-30 minutos más, hasta que comprobemos que la papa está tierna. Debe quedar con caldo, pero no líquido como una sopa, sino que el caldo tenga un poco de cremosidad.
Mi madre le añadía el huevo troceado dentro del caldero, más o menos uno por comensal, pero a mí me ha gustado más añadirlo al presentarlo, junto con un poco de jamón troceado, queda más vistoso.

Lo mejor de este blog es que estoy volviendo a revivir sensaciones casi olvidadas, este plato es una auténtica delicia y comprobar que al resto les ha encantado no puede hacerme sentir más satisfecha.

Se recomienda tener pan a mano para rebañar!!!

Que lo disfruten!!!

Garbanzada Canaria

La garbanzada es un plato tradicional en nuestra cocina. Como cualquier otra receta, en cada isla o cada casa varía la forma de preparación y aunque los ingredientes utilizados más o menos son similares, siempre puedes encontrarte con algún que otro añadido.

Yo siempre he preparado la que hacía mi madre, con los mismos ingredientes (salvo la guindilla, que ella no se la pone a nada), pero variando la forma de preparación.  Ella preparaba la fritura, añadía las hierbas, pimentón, vino y rehogaba. Luego añadía el agua con avecrem, las carnes, los garbanzos en crudo (previamente de remojo) y cocinaba hasta que estuviesen bien cocidos y melosos.

Sin embargo, aunque como ella lo prepara está buenísimo, a mí me gusta más de la manera que les indico más abajo.

Sólo puedo decir que estos garbanzos están de vicio!!!

Sin más, les dejo con la receta.

Ingredientes:

  • 1/2 kg de garbanzos
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 1 pimiento
  • 4 tomates grandes de salsa
  • 1 guindilla fresca
  • 1/2 kg carne de jarrete (morcillo)
  • 1 trozo de bacon
  • 1 chorizo de cocinar
  • 1 trozo de jamón
  • Pimentón
  • Tomillo
  • Laurel
  • Aceite de oliva
  • Sal gruesa
  • Caldo de carne (100 ml aprox.)
  • Vino blanco (100 ml aprox.)
Para el caldo de carne:

  • Un trozo de jarrete (aprox. 1/2 kg) con y sin hueso
  • 1 puerro
  • 1 cebolla
  • 1 tomate
  • 1 zanahoria
  • 2 dientes de ajos enteros y machacados
  • 2 hojas de laurel
  • Una rama de tomillo
  • Sal
  • Unos granos de pimienta
El día anterior pondremos de remojo los garbanzos con bastante agua y una cucharadita de bicarbonato.

Al día siguiente, escurrimos los garbanzos, cocemos y reservamos.
Para preparar el caldo. En un caldero alto pondremos un poco de aceite, sofreimos ligeramente todos los ingredientes, primero verduras y condimentos y luego añadimos la carne, sólo marcarla un poco para que se selle. Añadimos el agua y una vez rompa a hervir, bajamos el fuego y mantenemos durante una hora. En caso de que suelte espuma, retirarla con una espumadera.

Colar el caldo y reservar. Los restos del caldo suelo aprovecharlos para unas croquetas cuando no hago garbanzada.

El caldo que no vayamos a utilizar, lo dejamos enfriar, quitamos la capa de grasa que queda en la superficie y congelamos para otra ocasión.

Para preparar la fritura. Lavamos, pelamos y picamos toda la verdura y en una sartén grande con aceite pochamos la cebolla con los ajos y una puntita de sal gruesa (mejor poca y luego se rectifica al final) a fuego medio-bajo. Una vez pochado añadimos el pimiento, cuando éste haya ablandado, añadimos el tomate y la guindilla picada en juliana (yo suelo quitar las semillas para que le de sólo un poco de picor, si les gusta más fuerte las pueden dejar).
Mantenemos a fuego medio-bajo durante 20 minutos aproximadamente. Añadimos la carne trocedada y sofreimos durante diez minutos más;  agregamos el bacon, chorizo y jamón y sofreimos durante un par de minutos. Incorporamos el pimentón, las hierbas, los garbanzos y mezclamos con cuidado para que no se rompan. Añadimos el vino blanco y el caldo y llevamos a ebullición y mantenemos hirviendo unos cinco minutos. Bajamos el fuego, comprobamos el punto de sal y rectificamos si es necesario y mantenemos 30 minutos más a fuego bajo y lista para comer.

¡¡Si al momento está buena, al día siguiente está mejor!!

¡¡¡Muy reconfortante para tomar en un día fresquito, acompañada de una copa de vino y un buen pan para dejar el plato limpio!!!

Que la disfruten!!!                                                                                                                             
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...