Siempre trabajo con productos frescos y donde haya una buena judía fresca que se quite lo demás, pero hay muy buenos productos en conserva y soy de las que siempre tengo algún bote en la despensa, porque más de una vez me saca de un apuro. En este caso unas estupendas judías (alubias) blancas, bien grandes y carnosas.
Aquí las llamamos judías blancas, porque a las judías verdes redondas las llamamos habichuelas y en muchos lugares son alubias, ¿cómo las llaman donde vives?
Si a estas judías blancas unimos unas longanizas frescas, más un poco de aquí y otro de allá, el resultado no puede ser mejor. Ya verán que a cada cucharada que tomen dirán qué rico está esto y no pararán hasta dejar el plato limpio como una patena, así que no se olviden del pan.
Sin duda lo repetiremos porque es de esos platos que fruto de la improvisación llegan para quedarse.
Ingredientes:
- 1 bote de judías grandes (unos 400 gr ya escurridas)
- 1/2 kg de longanizas frescas
- 1 cucharada de manteca de cerdo
- 2 cebollas
- 1 zanahoria
- 1 chile rojo
- 1 cabeza de ajo
- 2 ramitas de romero
- 400 gr de tomate triturado
- 1 vaso de vino tinto
- 1 vaso de agua
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 chorrito de reducción de vinagre Pedro Ximénez
Como es un guiso que hemos terminado en el horno, usaremos una cocotte o cazuela de hierro, una cazuela de barro o en su defecto usar una cazuela normal y seguir toda la cocción al fuego.
En una cocotte o cazuela de hierro ponemos la manteca y una vez derretida, agregamos las longanizas, doramos, retiramos a un plato y reservamos.
En la misma grasa que han dejado las longanizas y la manteca, sofreímos la cebolla cortada en juliana, agregamos la guindilla picada en juliana fina, la zanahoria cortada en dados pequeños y la cabeza de ajo cortada por la mitad.
Cortamos las longanizas en porciones de unos tres centímetros y añadimos a la cazuela. Agregamos el pimentón, rehogamos con el resto y añadimos el tomate triturado, el vino, el agua, las judías, una rama de romero, un poco de sal y removemos todo. Llevamos a ebullición para que se evapore el alcohol y mantenemos cociendo tapado a fuego medio durante media hora.
Precalentamos el horno a 180º.
Transcurrida la media hora, rectificamos de sal si es necesario, quitamos la rama de romero que ya ha hecho su función y añadimos la otra rama, pero esta vez deshojada y picadita, lo repartimos por encima y metemos la cazuela en el horno sin tapa durante veinte minutos.
Si no usan el horno, cocinar al fuego hasta que tengamos un caldo bien meloso.
Pasado el tiempo, apagamos el horno, tapamos la cazuela y dejamos reposar dentro del horno unos 10 minutos.
Sacamos la cazuela del horno, retiramos la cabeza de ajo y agregamos la reducción de vinagre, removemos y listo para servir y degustarlo en todo su apogeo.
Les aseguro que les encantará tanto como a nosotros, un guiso de soltar la lagrimita y como les decía, no pueden olvidarse del pan.
¡¡¡A disfrutarlo!!