Ya me dirán, porque yo no doy a basto, parece que los días tienen menos horas.
Cambiando de tema, vamos a por las propuestas que nos trae Carmen este mes, como siempre una dulce y otra salada. ¡¡El reto de Tía Alia está servido!!!
Supongo que les sorprenderá que me haya inclinado por la dulce, pero ayer me levanté con ánimos de experimentar con esta masa!!!
De entrada parecía no tener mucha complicación y ahí que me lié la manta a la cabeza y me dije que tenía que intentarlo, tampoco pasaba nada si no salían a la primera...
Cuanto me equivocaba al creerme que la cosa pintaba fácil!!!
Ya con las manos en la masa, la cosa se complicaba porque ¿cuánta harina admite? A ojo, intenté que fuera una masa que no se me pegara a las manos y que pudiese amasar con el rodillo.
Hice varias pruebas, dividí la masa en 3 porciones y a cada una de ellas le di un tratamiento diferente. Una la dejé reposando sobre la encimera, otra la cubrí con film y la tuve media hora en la nevera y la tercera la amasé sobre la marcha (añadiendo harina a la encimera) y les di forma con los cortadores.
En el segundo intento, probé con la masa que dejé reposando en la encimera, una vez cortadas las puse en la bandeja y las metí en la nevera media hora a ver si no se deformaban, pero al hornearlas se inflaban y quedaban huecas en el interior.
Sin más vamos con la receta, que, como comprobarán, esta vez he sido fiel a la de la Tía Alia.
- 1 vaso* de aceite de oliva
- 2 vasos de vino moscatel
- 8 vasos de harina
*La medida de mi vaso es un vaso pequeño, con una capacidad aproximada de 100 gr, así y todo salió una buena cantidad de masa. Mi consejo es que empiecen con menos.
Echar en un bol el aceite y el vino, a continuación agregar la harina poco a poco, dependerá de cada harina que necesite más o menos. Al principio removemos con una cuchara de madera y luego ya metemos las manos y mientras mezclamos suavemente, seguimos agregando harina, hasta que notemos cómo la masa se va separando del bol y va siendo más manejable. No es conveniente añadir más harina de la necesaria, porque quedarán unas pastas muy duras. Yo necesité ocho vasos para conseguir una masa que se pudiera trabajar y amasar con el rodillo.
Pasamos a una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado y hornearemos a 170º durante aproximadamente 12-15 minutos o hasta que veamos que están doradas.
Pasamos a una rejilla y una vez frías espolvoreamos con azúcar glass.
- Precaución con la harina que echemos en la encimera porque hará que la masa se endurezca.
- A mi parecer resultan un poco sosas y no estaría mal añadir un poco de azúcar.
- Las pastas ya formadas, antes de hornear, son bastante blandas y se deforman al pasarlas a la bandeja.
- Creo que fue un acierto refrigerarlas en la bandeja antes de hornear.
- Cada horno es un mundo, pero a mucha temperatura se doran muy pronto y se quedan crudas en el interior.
- La masa una vez cortada no se expande en el horno, por lo que no se pegan unas a otras.
Después de este resumen, sabrán por qué normalmente prefiero los retos salados, así y todo lo he pasado bien, que es de lo que se trata.
No son las pastas que más han gustado en casa, pero las hemos disfrutado mojando en el café.
¿Ahora me acompañan a ver la experiencia de mis compañer@s? Espero que no hayan tenido tantas dificultes como yo!!!
No son las pastas que más han gustado en casa, pero las hemos disfrutado mojando en el café.
¿Ahora me acompañan a ver la experiencia de mis compañer@s? Espero que no hayan tenido tantas dificultes como yo!!!
Que las disfruten!!!