Ya saben de mi pasión por el picante, adoro todo lo que lo lleve, no ese nivel de picante que me anule el sabor de lo que esté comiendo, pero sí que tenga retranca.
La salsa la hemos elaborado con una combinación de chiles deshidratados que nunca faltan en mi despensa. Ya quisiera tener la suerte de conseguir todos ellos en su manera natural, pero es imposible tener acceso a todos. Todas estas variedades las consigo en una tienda mexicana en Madrid y no hay viaje que no la visite, además de por los chiles, por sus tortillas, por sus salsas y por su artesanía.
Los chiles que hemos utilizado hoy en esta rica salsa son el mulato (color oscuro, aporta mucho color y sabor), el ancho (rojo oscuro, fuerte y afrutado), el pasilla, (casi negro, de textura brillante y arrugada) el guajillo (rojo muy oscuro, de agradable sabor con variedad de picante) y piquín, de color rojo, muy pequeñito, pero matón, ya que como su nombre indica pica y a base de bien. El resto, sin dejar de ser chiles y por ello pican, aportan un color y un sabor fabuloso.
La sustancia que provoca el picor en los chiles es la capsaicina. Dicen que los chiles son beneficiosos para la salud; parece ser que tienen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antirreumáticas, además de reducir la artritis, las migrañas, la presión arterial, eliminar células cancerosas y dolores neuropáticos. No sé si todo esto está probado, lo que sí sé es que los adoro y como todo en la vida, lo que es bueno para una cosa no lo es para otras, ya que los chiles no están indicados en problemas de estómago tales como úlceras o gastritis.
La mayor concentración de picor se encuentra en las semillas y en las membranas interiores. Así y todo, una vez retiradas, hay chiles que siguen picando a base de bien.
No se asusten con tanto chile, a las personas que les gusta el picante, verán que el resultado no es un infierno en la boca, todo lo contrario, al cocinar la salsa con la carne pierde bravura. El resultado es una carne con mucho sabor, con un toque picante que pueden aumentarlo añadiendo salsa picante en el momento de montar el taco.
A los que no les guste el picante o no tan picante, pueden hacer esta salsa para aderezar el pollo con el resto de ingredientes, añadiendo alguna cayena, un poco de pasta de pimiento dulce y un poco de pimentón ahumado en polvo.
El toque refrescante del guacamole y la salsa pico de gallo es el complemento perfecto para estos tacos picosos.
En cuanto a las tortillas, usen las que tengan a mano. En mi caso son tortillas muy pequeñitas, de millo (maíz). En caso de utilizar las grandes con dos o tres por persona tienen suficiente.
¡¡Vamos con la receta!!
Ingredientes para dos personas:
- 2 pechugas de pollo
- 1 cebolla roja
- 1 pimiento verde
- 1 pimiento rojo
- 12 tortillas pequeñas (en mi caso de millo o maíz)
- Salsa guacamole
- Salsa pico de gallo
- Salsa roja al gusto (Yo usé Valentina muy picante)
- Cilantro extra para decorar
- 2 chiles mulatos
- 1 chile ancho
- 2 chiles pasilla
- 2 chiles guajillo
- 4-6 chiles piquín
- 2 tomates maduros
- 1/2 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1/2 manojo de cilantro
- Un poco de sal gruesa
- Un chorrito de aceite
- El zumo de media lima
- Agua
Troceamos los tomates y la cebolla. Pelamos el ajo, quitamos el germen.
Cuando los chiles estén hidratados, los metemos junto con el resto de ingredientes de la salsa en el vaso de la batidora (la tipo americana). Trituramos, probamos y corregimos de sal si es necesario. Si quieren pueden colarla para que la salsa quede más fina. Si queda muy espesa, añadir un poco del agua con el que hidratamos los chiles.
Cortamos el pollo en tiras y lo maceramos con la salsa. Tapamos y dejamos reposar en la nevera. Cuanto más tiempo mejor.
Preparamos el guacamole y el pico de gallo como indican las recetas del enlace.
Picamos la cebolla y los pimientos en juliana gruesa.
Ponemos un poco de aceite en una sartén y salteamos el pollo a fuego alto. Añadimos la cebolla y pimientos. Seguimos salteando hasta que las verduras hayan perdido un poco de fuerza, pero que no queden blandas. Retiramos a una fuente.
Mientras tanto, hacemos las tortillas. Las humedecemos un poco con agua y las pasamos por una sartén sin aceite. Vuelta y vuelta hasta que tomen un poco de color. Pasamos a una fuente.
Montamos nuestros tacos al gusto. Una tortilla, la mezcla de pollo, cebolla y pimientos, un poco de guacamole, un poco de salsa pico de gallo y terminamos con un poquito de la salsa que hayan elegido, en nuestro caso una salsa roja bien picante. Un poco más de cilantro fresco picado y listo.
¡¡Cada bocado es un auténtico placer, qué ricos estaban!!
¡¡Montar un taco detrás de otro es un vicio, no te cansas nunca!!
¡¡A disfrutarlos!!
que buena pinta que tiene ¡¡¡ un besote
ResponderEliminarY estaban de ricos que no veas, me encantan!!
EliminarBesos preciosa!!