No es la receta de mi madre, que la hacía completamente diferente. Ésta la adopté de la madre de una amiga, que probé en su casa y como ya por entonces me picaba el gusanillo de la cocina me puse con ella a ver cómo la hacía. Lo único que yo añado es la guindilla, porque me encanta el toque picante.
Es muy sencilla de hacer y cuando la preparo lo hago en cantidades para embotar o congelar. Me saca de más de un apuro, porque con esta receta básica puedo hacer las combinaciones que me apetezcan. Si la uso para pasta, añado albahaca fresca y en un momento tengo un plato de pasta delicioso. En algunos casos añado orégano fresco o seco; en otras ocasiones, si por ejemplo hago albóndigas, añado un poco de vino blanco a la salsa, le doy un hervor y le pongo tomillo. Así, con todas las hierbas o especias que se me puedan ocurrir. Con la misma base obtienes platos con un toque diferente.
Una cosa que siempre recomiendo es no triturar la salsa con una batidora porque blanquea y queda bastante fea de aspecto, mejor usar un pasapuré, de los de toda la vida.
Otra cosa importante es que los tomates sean buenos, cuantos más maduros y carnosos mejor quedará la salsa. Si el tomate es ácido, necesitará un poquito de azúcar para equilibrar, pero no como para que quede dulce.
Podemos guardarla en la nevera si se va a utilizar en los dos días siguientes o congelar para otro momento.
Si optan por congelarla, deben tener en cuenta que tanto los botes como las tapas deben estar previamente esterilizados y bien secos y nunca llenar los botes al completo, la salsa debe quedar unos dos-tres dedos por debajo de la boca del bote, ya que al congelar la salsa se hincha y el cristal puede romperse.
¡¡Si más vamos con la receta!!
Ingredientes:
- 1/2 kg de tomates de salsa maduros
- 1 cebolla
- 1 pimiento verde
- 3 dientes de ajos enteros
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal gruesa
- 1 cucharadita de azúcar (sólo si los tomates son ácidos)
- 1 guindilla (opcional)
Lavar los tomates, cortar por la mitad y exprimir cada mitad con las manos sobre el fregadero para quitar el exceso de líquido y pepitas.
Troceamos la cebolla y el pimiento, de manera tosca, ya que luego se triturará. Pelamos los ajos y aplastamos con la trasera del cuchillo. Cortamos la guindilla a lo largo, retiramos las semillas y cortamos en varios trozos.
En un caldero a fuego alto, ponemos el aceite, que cubra el fondo. Añadimos la cebolla y el ajo, removemos para que se dore ligeramente, luego agregamos el pimiento y removemos nuevamente. Cuando haya dorado ligeramente el pimiento agregamos los tomates y la guindilla. Añadimos un poco de sal gruesa y el azúcar para restar la acidez del tomate, no queremos que quede dulce. Removemos todo, bajamos el fuego y tapamos el caldero.
Dejamos que se haga tranquilamente, a fuego lento, durante aproximadamente una hora, de vez en cuando removemos con una cuchara de madera y veremos que poco a poco el líquido se va evaporando, los tomates se han desecho y han tomado consistencia de salsa. Probamos y rectificamos de sal si es necesario, si les gusta bien sabrosa pueden añadir un poco de pimienta negra recién molida.
En un caldero a fuego alto, ponemos el aceite, que cubra el fondo. Añadimos la cebolla y el ajo, removemos para que se dore ligeramente, luego agregamos el pimiento y removemos nuevamente. Cuando haya dorado ligeramente el pimiento agregamos los tomates y la guindilla. Añadimos un poco de sal gruesa y el azúcar para restar la acidez del tomate, no queremos que quede dulce. Removemos todo, bajamos el fuego y tapamos el caldero.
Dejamos que se haga tranquilamente, a fuego lento, durante aproximadamente una hora, de vez en cuando removemos con una cuchara de madera y veremos que poco a poco el líquido se va evaporando, los tomates se han desecho y han tomado consistencia de salsa. Probamos y rectificamos de sal si es necesario, si les gusta bien sabrosa pueden añadir un poco de pimienta negra recién molida.
Cuando esté terminada la pasamos por un pasapuré. Si les gusta más fina pasar por un chino, a mí particularmente me gusta que quede más gruesa.
Ya la tenemos lista para cualquier ocasión. Merece la pena cada minuto que ha estado al fuego. El resultado no puede ser mejor, queda absolutamente deliciosa.
¡¡A disfrutarla!!
Ya la tenemos lista para cualquier ocasión. Merece la pena cada minuto que ha estado al fuego. El resultado no puede ser mejor, queda absolutamente deliciosa.
¡¡A disfrutarla!!
Querida Teresina, tu receta es excelente, yo la hago más simple, seguro que pruebo la tuya!!! las fotos son tan preciosas!! el aspecto es espectacular, casi te pido o sin casi que me envies un tarrín, bssss
ResponderEliminarSiempre hago la salsa de tomate casera, no que nunca me había planteado es pasarla por el pasapuré en lugar de la batidora... y mira que tengo uno muerto de risa en un armario, pero las prisas, y la pereza, me pueden y voy a lo rápido.
ResponderEliminarProbaré tu salsa, que aunque la mía me gusta, siempre voy buscando cosas nuevas para adoptarlas en caso de que sean mejor :D
besos
Qué bonitas fotos y cómo debe estar esa salsa. Yo también la hago casera, pero me falla lo del pasapuré, que por pereza acabo usando la batidora. La próxima pruebo!
ResponderEliminarYo le añado un poco de pimentón y laurel que le da buen sabor.
Besos
A mí también me gusta así la salsa de tomate, Teresa, con cachitos que pueda notar, pero no a todo el mundo. Y, por supuesto, con algo de pique-pique. jejejejejeje
ResponderEliminar¡Qué me gustan esos escurridores! Hace poco me hice con uno parecido y estoy encantada de la vida. ;)
Besitosssssssssss