Bundt cake de jarabe de arce y speculoos

Ya tenía ganas de algo dulce y no me he podido resistir a este espectacular bundt cake. Adoro las formas de estos moldes y aunque en el momento "desmolde" siempre cruce los dedos y rece tres avemarías por si las moscas, una vez desmoldado me quedo contemplándolo embobada, porque mira que son bonitas sus curvas y recovecos.

La receta de este bundt cake es de Bea; ya sólo con el azúcar moreno oscuro y el sirope de arce que lleva queda de lujo, pero si además añadimos pasta de speculoos el resultado es un bizcocho con un color oscuro, un profundo sabor a caramelo y especias que está para chuparse los dedos.

La jugosidad del bizcocho salta a la vista y esa textura densa es una golosina en la boca.

Sin más, vamos con la receta.

Fuente: El Rincón de Bea

Ingredientes para un molde de 10 tazas:

• 200 gr de mantequilla sin sal
• 280 gr de harina simple
• 2 cucharaditas de polvo de hornear (tipo Royal)
• 1/2 cucharaditas de bicarbonato sódico
• 1/2 cucharadita de sal fina
• 100 gr de azúcar moreno integral de caña (del oscuro, dark brown)
• 2 huevos L
• 3 cucharadas de pasta de speculoos concentrada
• 125 ml de jarabe de arce (mejor si es puro)
• 1 cucharadita de pasta de vainilla o 2 cucharaditas de extracto de vainilla
• 250 ml de nata fresca para montar (35% materia grasa)

Engrasamos el molde, bien con spray antiadherente, aceite o mantequilla derretida. Este paso es muy importante, con paciencia y con una brocha repasamos todo el molde en sentido ascendente, tiene que quedar bien impregnado por todas las hendiduras. No por echar más cantidad de grasa va a desmoldar mejor.

La mantequilla y los huevos los tendremos a temperatura ambiente y como siempre, pesamos y medimos todos los ingredientes para luego ir más rápido.

Precalentamos el horno a 180º. Colocamos la rejilla a media altura.

Tamizamos la harina junto con el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal.

Ponemos los dos huevos en un bol y los batimos ligeramente.

Batimos la mantequilla y el azúcar con la pala del robot hasta que consigamos una mezcla esponjosa y el azúcar se haya casi disuelto. Unos 3-4 minutos a velocidad media.

Añadimos el huevo de dos veces. No añadimos el segundo hasta que el primero esté completamente integrado.

Incorporamos la pasta de speculoos, el sirope de arce y la vainilla. Batimos unos segundos para que se integren.

Raspamos los laterales del bol si es necesario y volvemos a mezclar unos segundos.

A velocidad baja y sin parar la máquina, incorporamos la harina de tres veces y la nata de dos veces, alternándolos (harina, nata, harina, nata, harina), de manera que empecemos y terminemos con la harina.

No sobrebatir, una vez incorporados todos los ingredientes, paramos la máquina y con una espátula de silicona repasamos los laterales del bol y removemos de manera envolvente desde el fondo, por si ha quedado algo de harina sin mezclar.

Vertemos la mezcla en el molde por un lateral y dejamos que vaya cubriendo todo el fondo. Alisamos la superficie con la espátula y damos unos golpes sobre la encimera (con un paño debajo para que no se estropee el molde), para que se asiente la masa y desaparezcan las burbujas que se hayan creado.

Ponemos el molde sobre la rejilla del horno y horneamos entre 45-50 minutos o hasta que al pincharlo por varios sitios con una brocheta ésta salga totalmente limpia

Una vez terminado, pasamos el molde a una rejilla y lo dejamos sobre ella durante diez minutos exactos.

Ponemos un paño doblado en la encimera, y una vez pasados los diez minutos, cogemos el molde con los guantes y lo golpeamos por la parte inferior sobre el paño, vamos girando y golpeando, para que se desprenda del fondo, luego, en el aire y suavemente, lo movemos arriba y abajo, no con golpes bruscos porque está tan tierno que se rompería, sino con pequeños movimientos, tanto de arriba a abajo, como de derecha a izquierda. Hay que tener paciencia y repetir la operación hasta que oigamos que se ha desprendido. Ponemos la rejilla sobre el molde y volteamos. Dejamos el bizcocho sobre la rejilla hasta que enfríe completamente.

Es importante que dediquemos un tiempo al molde. Después del uso, echar un poco de jabón de fregar en el molde, llenar con agua caliente hasta el borde y dejar en reposo el tiempo que quieran, yo lo he dejado varias horas. Luego, retiramos el agua, echamos jabón a la esponja por la parte suave y frotamos con cuidado por todos los rincones y hendiduras. Esta operación hay que repetirla las veces que sean necesarias hasta que no veamos ni una gota brillante. Enjuagamos y secamos muy bien, deteniéndose en todos los rincones. Repasar con una servilleta para asegurarnos que queda bien limpio y seco. Merece la pena dedicarle tiempo a estas joyas y además, de esta manera, nos aseguramos que en el próximo uso no se pegue el bizcocho al molde.

Como siempre digo, este tipo de bizcochos gana con los días, por lo que es mejor degustarlo al día siguiente de hacerlo, si pueden lograrlo. Recién hecho está muy tierno, pero según pasan los días se asienta, la textura se hace más compacta sin secarse y se acentúa el sabor.

Nos ha gustado tanto que no queríamos que se acabara y más temprano que tarde lo repetiré.

¡¡No dejen de probar esta maravilla, aviso que es adictivo!!

¡¡¡A disfrutarlo!!!