Pizza picante de salami

A quién no le apetece una pizza en un momento u otro?? Pero claro, hay pizzas y pizzas, porque esas cosas que te llegan a casa en una caja de cartón, todas grasientas, casi frías, tiesas y sosas, se pueden llamar pizzas?

Esto de cocinar es un enganche, empiezas haciendo un queque o unas magdalenas (por no seguir nombrando) y terminas haciendo tu propia masa de pizza, para mí toda una evolución.

Comencé con los preparados a los que sólo hay que añadir agua, pero no me terminaba de convencer, aunque tengo que decir que saben mejor que las compradas hechas.

Luego empecé a prepararlas de forma casera. Como no se me da muy bien esto del amasado, lo intenté con la receta que viene en el libro de la Kitchenaid, pero tenía que agregar bastante harina porque no era manejable. Después lo intenté sin la máquina, primero con una receta, luego con otra y esta de hoy es el resultado de una de ellas. La otra la congelé para otra ocasión. Tanto una como otra son del estilo que nos gustan, masas finas y crujientes, pero que se puedan sujetar con la mano para comerlas.

Decir que estaba buena es quedarnos cortos, nos hemos chupado los dedos!!

Hemos hecho varias versiones, la mía sin queso como siempre, les resultará raro, pero la han probado? Es como una focaccia con más ingredientes y como no he probado otra, para mí es la mejor!!

La que les muestro en la fotografía es una de las que preparamos, concretamente la de salami, así que aquí les dejo la receta.

La masa de hoy viene de la mano de Directo al paladar, con un paso a paso y trucos geniales para  principiantes como yo. 

Ingredientes para 4 pizzas medianas y finas:

• 600 gr de harina de fuerza
• 400 gr de agua
• 1 cucharadita de sal
• 2 sobres de levadura seca de panadería o 40 gr de levadura fresca (se consigue en Mercadona)
• 30 gr de aceite de oliva
• Un poco de harina o semolina para espolvorear la mesa

• Salsa de tomate casera (ver receta aquí)
• Mozarella
• Parmesano
• Salami
• Champiñones laminados
• Cebolla frita deshidratada
• Aceite de oliva virgen
• Orégano
• Tabasco

Mezclamos la harina con la sal y la levadura seca. Hacemos un hueco en el centro y agregamos el agua templada (37º) y el aceite. Si utilizan levadura fresca hay que disolverla en el agua templada antes de agregarla a la harina.

Removemos bien hasta que la masa esté lisa y se desprenda de las paredes. Pasar la masa a la mesa en la que previamente espolvoreamos harina o semolina.

Ahora viene lo más duro si nunca han amasado, pero con paciencia se consigue
.
Amasar hasta que la masa esté elástica. Se aplasta y estira con la mano derecha, doblar la masa a la mitad y presionar con la base de las dos manos. Repetir durante cinco minutos.

Si se nos pega la masa a la mesa añadir más harina o semolina, poco a poco, según veamos que la va necesitando, para que no se quede la masa dura.

Para que la masa quede elástica hay que refinarla. Para ello hacer un rollo con la masa, retorciéndolo como al torcer un paño, unir los extremos y amasar con los puños hasta fusionar toda la masa.

Repetir los pasos de amasar y refinar durante aproximadamente cinco-diez minutos más.

Cuando la masa tenga una textura elástica, formar una bola y colocar en un bol aceitado, tapar y dejar levar en un lugar cálido durante 30 minutos o hasta que doble el tamaño.

Pasar a una superficie enharinada y desgasificar aplastándola con los puños suavemente.

Dividir en cuatro porciones.

Enharinar la mesa y con el rodillo darle forma a las pizzas. Del centro hacia los lados, girando la masa y volviendo a estirar hasta conseguir la forma redonda y grosor deseado, tampoco hace falta un compás para que queden perfectas.

Para que queden más crujientes, una vez estiradas colocar sobre papel vegetal espolvoreado con harina y reposar 10 minutos y ya están listas para cubrir con los ingredientes que más les guste.

Para la de hoy poner la base de tomate, añadir la mozarella, salami, champiñones y cebolla frita. Espolvorear con orégano y parmesano recién rallado, agregar unas gotitas de tabasco y un chorrito de aceite de oliva virgen.

Hornear durante 10 minutos a 250-290º.

Aunque parezca complicado y estén pensando que mejor las compran hechas, les aseguro que merece la pena. El resultado es una pizza deliciosa y crujiente, nada que ver con las compradas. No les de ningún miedo si nunca lo han intentado, les aseguro que si yo he podido ustedes también, además de la satisfacción que van a experimentar.

En casa ha gustado tanto, que he hecho más cantidad y ya dividida en porciones la he congelado cubierta con papel film. Para usar las masas que tenemos congeladas, descongelar a temperatura ambiente, espolvorear la mesa con harina, estirar y lista para añadirle todo lo que se nos ocurra. Ya de por sí la pizza es deliciosa, pero saber que estás comiendo algo que has hecho tu misma y no tiene ningún ingrediente ni conservante extraño es todo un lujo al alcance de cualquiera.

Consejos:

• La temperatura ideal para que fermente la masa es en torno a los 25º. En verano no hay problema, pero en invierno se puede meter en el horno que previamente habremos encendido durante 3-5 minutos a 30º. Apagar y meter el bol cubierto con la puerta cerrada.
• Para que la masa quede más crujiente y no se ablande por el efecto de la humedad del tomate u otros líquidos, se puede  hornear sin rellenar durante cinco minutos y luego cubrir con todos los ingredientes y seguir horneando.
• Si no tienen hornos especiales con piedras refractarias, precalentar el horno al máximo y colocar la pizza en la parte de más calor.

Que la disfruten!!